Es un valor, cuya función principal es enseñarnos a utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos, los cuales muchas veces pueden llegar a estar al servicio de los demás. El desprendimiento definitivamente, nos educará para no girar en torno de las cosas materiales y pongamos el corazón en las personas.
Dos cuestiones fundamentales en este valor, son superar el egoísmo e indiferencia al que acostumbramos a dejarlos como parte de nuestro ser. Para ello debemos reconocer que todos tenemos necesidades y en algunos casos, carencias. Lo bueno es dejar de lado, todo lo que nos hace ser indiferentes, para colaborar en el bienestar de los demás.
La importancia que le cedemos a las cosas, el uso que hacemos de ella y la intención que tenemos para ponerlas al servicio de los demás, son algunos aspectos que hacen al valor del desprendimiento.
Recuerda, los esfuerzos que hacemos a diario para poseer todo aquello que soñamos… son muchas veces bienes materiales, que nos crean una falsa ilusión y al cual pretendemos darle el valor de cubrir con nuestro vacío interior. Por ello, no dejemos que estas simples cosas se conviertan en los afectos en el orden principal, dejando de lado a las demás personas y su bienestar.
Debemos tener en cuenta, que el cuidar de nuestras cosas y el buen uso que hacemos de ellas, no tienen nada que ver con el afecto denominado apego a las cosas materiales. Y justamente se origina en los recuerdos y el valor económico que generó la adquisición de los mismos.
Justamente, el desprendimiento es el valor que nos ayuda a superar el aprecio y el sentimiento de posesión y exclusividad hacia determinadas cosas, para ofrecerlos gratamente a los demás.
Este valor, cabe aclarar muchas veces se presta a confusión con el solo hecho de deshacernos de todo aquello que no utilizamos y no lo pensamos volver a manipular. Pero esa actitud, lo único que hace es manifestar hacia la persona que lo recibe, poco respecto por parte nuestra.
Otra cuestión a tener en cuenta, es que este valor se centra en otros recursos más allá de los materiales. Por ejemplo: son importantes los momentos que brindamos en cuanto a nuestros conocimientos, cualidades y habilidades; hacia las otras personas. Pero siempre ello implica dejar de lado nuestro tiempo de ocio y descanso, preferencias y comodidades, para ayudar a quien lo necesite.
Por ello, consideramos que el desprendimiento es una entrega totalmente generosa de lo que posemos y que por ende no tiene medida para su cumplimiento. Ejemplos de este valor podrían ser siempre de acuerdo a tus posibilidades, el cumplimiento en distintas obras de beneficencias, enseñar y aprender de todo lo que sabes hacia los demás, regalar cosas a las cuales considerar que son un apego, decir sí aunque te cueste cuando te pidan algo prestado, entre otras cosas.
En pocas palabras, este valor nos ayuda a nosotros y por ende sociedad en su conjunto, ya que nos permite crecer como personas siendo más bondadosas y generosas. A su vez sentiremos que todos nuestros círculos íntimos (amigos y familiares) mejoraran relacionalmente y nos hará personas más actuantes desde el corazón.
Desprendimiento
Vocación de Servicio
Servir implica ayudar a alguien de una forma espontánea, es decir adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Una persona servicial supone que traslada esta actitud a todos los ámbitos de su vida: en su trabajo, con su familia, ayudando a otras personas en la calle, cosas que aparecen como insignificantes, pero que van haciendo la vida más ligera y reconfortante. Es posible que recordemos la experiencia de algún desconocido que apareció justo cuando necesitábamos ayuda, que luego después de ayudarnos, se perdió y no supimos nada más.
Las personas que son serviciales están continuamente atentas, observando y buscando la oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.
La persona servicial, ha superado barreras que parecen infranqueables para las otras personas:
- El miedo a convertirse en el que “siempre hace todo”, en el cual, las otras personas, descargarán parte de sus obligaciones, aprovechándose de su buena predisposición. Ser servicial no es ser débil, incapaz de levantar la voz para negarse, al contrario, por la rectitud de sus intenciones sabe distinguir entre la necesidad real y el capricho.
- Muchas veces nos molestamos porque nos solicitan cuando estamos haciendo nuestro trabajo, o relajados en nuestra casa (descansando, leyendo, jugando, etc).
En estos momentos pensamos ¡Qué molesto es levantarse a contestar el teléfono, atender a quien llama la puerta, ir a la otra oficina a recoger unos documentos... ¿Por qué “yo” si hay otros que también pueden hacerlo?
En este sentido, poder ser servicial implica superar estos pensamientos y actitudes, en otras palabras, quien supera la comodidad, ha entendido que en nuestra vida no todo está en el recibir, ni en dejar la solución y atención de los acontecimientos cotidianos, en manos de los demás.
- A veces se presta un servicio haciendo lo posible por hacer el menor esfuerzo, con desgano y buscando la manera de abandonarlo en la primera oportunidad. Alli se manifiesta la pereza, que también impide ser servicial. Es claro que somos capaces de superar la apatía si el favor es particularmente agradable o de alguna manera recibiremos alguna compensación. ¡Cuántas veces se ha visto a un joven protestar si se le pide lavar el automóvil...! pero cambia su actitud radicalmente, si existe la promesa de prestárselo para salir con sus amigos.
Cada vez que ayudamos a alguien, por pequeño que sea, nos proporciona esa fuerza para vencer la pereza, dando a quienes nos rodean, un tiempo para atender otros asuntos o simplemente, descansar de sus labores cotidianas.
La base para vivir este valor es la rectitud de nuestras intenciones, porque es evidente cuando las personas actúan por interés o conveniencia, llegando al extremo de exagerar en atenciones y cuidados a determinadas personas, por su posición social o profesional, al grado de convertirse en una verdadera molestia. Esta actitud tan desagradable no recibe el nombre de servicio, sino de “servilismo”.
Algunos servicios cotidianos están muy relacionados con nuestros deberes y obligaciones, sin embargo, siempre lo relegamos a los demás o no tomamos conciencia de la necesidad de nuestra intervención:
- Pocos padres de familia ayudan a sus hijos a hacer los deberes escolares, pues es la madre quien siempre está pendiente de esa cuestión. Darse tiempo para hacerlo, permite al cónyuge dedicarse a otras labores.
- Los hijos no ven la necesidad de colocar la ropa sucia en el lugar destinado, si es mamá o la empleada del hogar quien lo hace regularmente.
Algunos otros detalles de servicio que pasamos por alto, se refieren a la convivencia y a la relación de amistad:
- No hace falta preocuparse por preparar la cafetera en la oficina, pues (él o ella) lo hace todas las mañanas.
- En las reuniones de amigos, dejamos que (ellos, los de siempre) sean quienes ordenen y recojan todo lo utilizado, ya que siempre se adelantan a hacerlo.
Estas observaciones nos demuestran que no podemos ser indiferentes con las personas serviciales, todo lo que hacen en beneficio de los demás requiere un esfuerzo, el cual muchas veces, pasa desapercibido por la forma habitual con que realizan las cosas.
Ello supone que, como muchas otras cosas en la vida, adquirir y vivir un valor, requiere estar dispuestos y ser conscientes de nuestras acciones, orientadas hacia ese objetivo. Al respecto debemos realizar algunas consideraciones:
- Realizar esfuerzos por descubrir aquellos pequeños detalles de servicio en lo cotidiano y en lo común: ceder el paso a una persona, llevar esos documentos en vez de esperar que lo haga otro, ayudar en casa a juntar los platos y lavarlos, mantener ordenado el cuarto o mis objetos personales en el trabajo. Estas actitudes nos capacitan para hacer un mayor esfuerzo en lo sucesivo.
- Nunca prestamos atención, pero los demás hacen muchas cosas por nosotros sin que solicitemos su ayuda. Cada una de estas pequeñas situaciones pueden convertirse en un propósito y una acción personal.
- Debemos dejar de pensar que “siempre me lo piden a mí”. ¿Cuantas veces te niegas a servir?... seguramente muchas y frecuentemente. Existe un doble motivo para esta insistencia, primero: que nunca ayudas, y segundo: se espera un día poder contar contigo.
- Si algo se te pide no debes detenerte a considerar lo agradable o no de la tarea, por el contrario, sin perder más tiempo necesitas emprender la tarea que se te solicitó.
Todo esto nos lleva a una conclusión: esperar a recibir atenciones tiene poco mérito y cualquiera lo hace, para ser servicial hace falta iniciativa, capacidad de observación, generosidad y vivir la solidaridad con los demás, haciendo todo aquello que deseamos que hagan por nosotros, viendo en los demás a su otro yo.
Sensibilidad
El valor de la sensibilidad reside en la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, para actuar correctamente en beneficio de los demás. Además, debemos distinguir sensibilidad de sensiblería, esta última siempre es sinónimo de superficialidad, cursilería o debilidad.
Sin embargo, en diferentes momentos de nuestra vida cotidiana hemos buscado afecto, comprensión y cuidados, y a veces no encontramos a esa persona que responda a nuestras necesidades e intereses. ¿Qué podríamos hacer si viviéramos aislados? La sensibilidad nos permite descubrir en los demás a ese “otro yo” que piensa, siente y requiere de nuestra ayuda.
Ser sensible implica permanecer en estado de alerta de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, va más allá de un estado de animo como reír o llorar, sintiendo pena o alegría por todo.
¿Acaso ser sensible es signo de debilidad? No es blando el padre de familia que se preocupa por la educación y formación que reciben sus hijos; el empresario que vela por el bienestar y seguridad de sus empleados; quien escucha, conforta y alienta a un amigo en los buenos y malos momentos. La sensibilidad es interés, preocupación, colaboración y entrega generosa hacia los demás.
No obstante, las personas prefieren aparentar ser duras o insensibles, para no comprometerse e involucrarse en problemas que suponen ajenos a su responsabilidad y competencia. De esta manera, las aflicciones ajenas resultan incómodas y los padecimientos de los demás molestos, pensando que cada quien tiene ya suficiente con sus propios problemas como para preocuparse de los ajenos. La indiferencia es el peor enemigo de la sensibilidad.
Lo peor de todo es mostrar esa misma indiferencia en familia, algunos padres nunca se enteran de los conocimientos que reciben sus hijos; de los ambientes que frecuentan; las costumbres y hábitos que adquieren con los amigos; de los programas que ven en la televisión; del uso que hacen del dinero; de la información que reciben respecto a la familia, la moda, la religión, la política... todas ellas son realidades que afectan a los adultos por igual.
Actuando de esta manera, se pierde la posibilidad de construir un futuro diferente. Puede parecer extraño, pero en cierta forma nos volvemos insensibles con respecto a nosotros mismos, pues generalmente, no advertimos el rumbo que le estamos dando a nuestra vida: pensamos poco en cambiar nuestros hábitos para bien; casi nunca hacemos propósitos de mejora personal o profesional; trabajamos sin orden y desmedidamente; dedicamos mucho tiempo a la diversión personal.
En este sentido, la vida marcada por lo efímero y el placer inmediato o dejarse llevar por lo más fácil y cómodo, es la muestra más clara de insensibilidad hacia todo lo que afecta nuestra vida. Reaccionar frente ante las críticas, la murmuración y el desprestigio de las personas, es una forma de salir de ese estado de pasividad e indiferencia, para crear una mejor calidad de vida y de convivencia entre los seres humanos.
Debemos emprender la tarea de conocer más las personas que nos rodean: muchas veces nos limitamos a conocer el nombre de las personas, incluso compañeros de trabajo o estudio, criticamos y enjuiciamos sin conocer lo que ocurre a su alrededor: el motivo de sus preocupaciones y el bajo rendimiento que en momentos tiene, si su familia pasa por una difícil etapa económica o alguien tiene graves problemas de salud. Todo sería más fácil si tuviéramos un interés verdadero por las personas y su bienestar.
En otro sentido, vivimos rodeados noticias y comentarios acerca de los problemas sociales, corrupción, inseguridad, pobreza, distribución de la riqueza de manera desigual etc... estas cuestiones progresivamente las naturalizamos, dejamos que formen parte de nuestra vida sin intentar cambiarlas, dejamos que sean otros quienes piensen, tomen decisiones y actúen para solucionarlos. La sensibilidad nos hace ser más previsores y participativos, pues no es correcto contemplar estos problemas creyendo que somos inmunes y que no nos afectarán.
Por el contrario, la sensibilidad nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social. Con sentido común y un criterio bien formado, podemos hacer frente a todo tipo de inconvenientes, con la seguridad de hacer el bien poniendo todas nuestras capacidades al servicio de los demás.
¿Por qué tratar mal a los demás?
Todos estamos de acuerdo en que nos gustaría ser bien tratados por los demás. Este es un sentimiento natural que todo ser humano tiene. Por otra parte, nosotros no podemos hacer que las personas nos traten como nosotros quisiéramos, pero nosotros si podemos tratar bien a los demás. Esta es ia enseñanza que Jesús nos da a través de esta maravillosa regla de oro que encontramos en la escritura "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos..."
Esto quiere decir, que nosotros esperaramos que la otra persona nos trate bien, para después nosotros responder de la misma manera. Nosotros no somos responsables por la manera en la que otra persona nos trate, la única responsabilidad que tenemos ante Dios y nuestros semejantes, es el trato que nosotros debemos dar a los demás en nuestra relación con cualquier persona.
Evitando La Parcialidad (Santiago 2:1-10).
La parcialidad es muy común en nuestra sociedad. A cualquier parte a donde vayamos, podemos ver que la gente practica esta característica negativa en muchos sentidos, uno de ellos es en el trato. La gente no trata de. igual manera a todas las personas, sino que depende de: la educación, vestuario, posición económica, entre otras cosas.Es debido a esto, que en el trato diario con otras personas vemos que hay parcialidad. Como ya dije, esto es normal en la sociedad, pero nosotros como cristianos debemos de tener mucho cuidado porque ya hemos visto lo que Santiago nos dice al respecto en las escrituras.
Siempre la parcialidad ha traído graves problemas en la sociedad y la familia.
Veamos el caso de Rebeca e Isaac: (Génesis 25:24-28; 27:30-33; 28:8,9; 27:41; 27:42-45).
Esta es una historia muy triste, en la que por la parcialidad la familia tuvo que enfrentar grandes problemas.
1. Esaú odia a la muerte a Jacob.
2. Esaú toma mujer de otros pueblos para desagradar a Isaac, su padre.
3. Jacob tiene que dejar su familia y tierra.
4. Rebeca jamás vuelve a ver a su hijo predilecto en toda su vida.
Este ejemplo nos ayuda a entender lo grave de la parcialidad o preferencia injusta. Debemos ser imparciales en nuestro trato con los demás. El cristiano trata a todos de igual manera.
El Trato Con Nuestros Enemigos (Mateo 5:38-48).
Estamos de acuerdo en que debemos tratar bien a los demás, pero los que nos tratan mal, los que hablan mal de nosotros, los que tratan de dañarnos, ¿Cómo les debemos tratar a ellos? Según el pasaje leído, debemos tratarlos bien, también. No importa si ellos no lo hacen. Cristo nos enseña, que el hecho de que ellos no cumplan, no nos justifica para que nosotros hagamos lo mismo.
Veamos otra escritura (Romanos 12:12-21). Pablo reitera la enseñanza de Cristo. Además, nos dice que si alguien nos hace mal, no debemos tomar la justicia en nuestras manos, no debemos vengarnos. Sino que todavía aún así, debemos estar dispuestos a hacer cualquier favor por aquella persona que nos ha ofendido.
¡Tratemos a los demás como quisiéramos que ellos nos trataran a nosotros!
El decálogo de la amabilidad
1 Procura reconocer y respetar los derechos y los méritos de los demás, y aceptar sus formas de pensar, aunque sean distintas de las tuyas.
2 Trata a los demás con el mismo respeto y cariño con el que te gustaría que te tratasen a ti.
3 Procura ser complaciente con los que te rodean cuando te piden un favor o solicitan tu ayuda.
4 Utiliza palabras como gracias, perdón, por favor, que te facilitarán y harán más agradable tu relación con los demás.
5 Intenta ver en cada persona lo mejor de ella. Seguro que lo encontrarás y te sorprenderá..
6 Acostúmbrate a expresar tus mejores sentimientos, no los reprimas. Trata a los demás con toda la naturalidad, la alegría y el afecto que espontáneamente salgan de ti.
7 Acostúmbrate a sonreír. Muéstrate solidario, optimista y colaborador con las personas con las que convives.
8 Piensa que si todos tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos todos seremos mucho más felices.
9 Trata de analizarte y observa si, cuando eres amable o afectuoso con los demás, te sientes más a gusto contigo mismo.
10 Comprueba cuántas horas al día estás de buen humor. Si son muchas, alégrate porque estás construyendo un mundo más amable.
El ególatra
La personalidad narcisista corresponde a individuos que se consideran superiores a todos los demás y creen que deben ser admirados en todo momento. Sin embargo, detrás de ese comportamiento se esconde alguien con baja autoestima y gran inmadurez emocional. La cultura griega es rica en mitos que sirven como referencia para hablar acerca de la conducta de personas que se apartan de los comportamientos considerados normales y sanos. La leyenda relacionada con este tema relata que Narciso era un joven de gran belleza a quien todos admiraban, pero que rechazaba a la gente que quisiera acercarse a él dado que estaba lleno de orgullo y vanidad. Una ninfa, de nombre Eco, enamorada de este personaje, fue repudiada por él, lo que propició que se consumiera de dolor hasta quedar transformada en simple voz lo cual es el origen, según la mitología, de lo que se conoce como eco, es decir, la repetición de un sonido.
Así pues, un muchacho que había sido despreciado del mismo modo por Narciso pidió a los dioses que éste recibiera el castigo de amarse a sí mismo sin descanso. Dicho ruego fue escuchado por la diosa Némesis, quien hizo que el apuesto joven se enamorara de su imagen cuando vio que ésta se reflejaba en un manantial. Así, ante la imposibilidad de dejar de contemplar y abrazar su rostro, permaneció en ese lugar hasta que murió de hambre.
En ocasiones, algunas actitudes soberbias o de presunción son catalogadas como narcisismo, pero la realidad es que este comportamiento va mucho más allá, porque una persona con este tipo de conducta se cree enormemente importante y por encima de los demás, lo que incluye a su familia, pareja y amistades. Asimismo, tiene gran necesidad de sentirse aprobado, considera que merece admiración y respeto, y que todos aquellos con quienes convive deben satisfacer sus deseos y otorgarle trato especial por ejemplo, perdonar sus deudas. Por supuesto, le gusta ser el centro de atención y conversación. Pero esto es apenas el principio, pues son muchas más las virtudes de este tipo de sujetos, entre ellas:
Falta de empatía. No es capaz de ponerse en el lugar del otro y compartir sus sentimientos, además de que se muestra insensible y desconfía de los demás. Desdeña a su pareja. Cree que debe ser querido incondicionalmente, así como ser la parte más importante en la vida de su contraparte amorosa, pues considera que ésta debe estar deseosa de satisfacer todas sus necesidades; de lo contrario, le retirará su amor. Negación. Desconoce su verdadera personalidad y adora la imagen sobrevalorada que tiene de sí mismo, por lo cual niega algún estado depresivo y cualquier trauma que haya podido sufrir. Es común que durante psicoterapia niegue tener algún tipo de problema.
Envidia. Siente celos de lo que tienen otras personas, y tiene la certeza de que los demás aspiran a ser como él y a poseer sus pertenencias materiales. Aunque se sabe que prefiere la lógica a los sentimientos, desearía tener la capacidad de ponerse en los zapatos del otro y ostentar un carácter accesible.
Arrogancia. Se ofende con facilidad y reacciona con rabia cuando lo critican, tratando de destruir o humillar a quien se atreve a hacerlo; es común que en estas circunstancias arme tal discusión que sus interlocutores prefieren darle la razón.
Manipulación. Ya que considera que los demás están destinados a satisfacer sus necesidades no duda en manipularlos y tratarlos como objetos que sirven para lograr sus objetivos. Fantasías. Imagina que logrará éxito, admiración, belleza y poder en cantidades ilimitadas, aunque también aspira a encontrar el amor ideal y perfecto.
Las personas que rinden culto al ego en realidad carecen de madurez emocional y tienen disminuida su autoestima, de tal forma que sienten que su valor individual es casi nulo pero, paradójicamente, en lugar de transformar su conducta para ser aceptados socialmente ocultan tales sentimientos y crean una fantasía de grandeza y superioridad que compense lo que ocurre en la realidad. Así, como internamente sabe que su ego es falso, necesita demostrar continuamente dicha superioridad a través de la aprobación y elogios de las personas con las que convive. Por ello, cuando lo critican reacciona con rabia excesiva, ya que considera que su valía personal ha sido amenazada y trata de destruir a quien considera que lo humilló para demostrar que lo que se dijo de él es falso. De esta manera, intenta recuperar su imagen ante los demás. De poco le valdrá actuar de este modo pues un narcisista es emocionalmente inmaduro, se preocupa excesivamente por sí mismo y es incapaz de pensar en el prójimo; no entiende, por supuesto, que cada individuo tiene sus propias necesidades y aspiraciones, así como la libertad para actuar como mejor le plazca.
Así, las reacciones ante esta situación son diversas: Puede promover un carácter dependiente, centrado en la satisfacción de las necesidades de los demás para conseguir su aprobación. Es posible que se propicie una personalidad disfuncional, es decir, que su ego se infle para compensar su falta de autoestima e inseguridad. En resumen, el narcisista busca la aprobación y admiración que nunca tuvo, pero se niega a reconocer esta debilidad y opta por construir un yo maravilloso y perfecto que todo el mundo debería adorar.
Corregir el camino
Es recomendable que quien se identifique con este tipo de personalidad acuda por ayuda para que, mediante terapia, tome conciencia de su conducta y la modifique en beneficio propio, de su familia y de las personas que conviven con él cotidianamente. Algunas investigaciones han concluido que existen factores que ayudan a corregir este problema, los cuales se relacionan con logros, relaciones personales y desilusiones. En principio, habría que decir que las promociones laborales, graduaciones académicas o algún otro tipo de reconocimiento son benéficas para que el narcisista comprenda lo que es una competencia realista y, a la postre, disminuyan sus fantasías de grandiosidad.
Asimismo, mantener una pareja estable suele ser de gran ayuda para este tipo de persona, lo que en principio resulta difícil, pues requiere de alguien que sea equilibrado, seguro de sí mismo y que lo acepte tal y como es; por supuesto, también deberá entender que su conducta no cambiará en forma inmediata. Finalmente, es necesario que los narcisistas se enfrenten a desilusiones de todo tipo, experiencias que servirán para que encuentren equilibrio emocional. Así, por ejemplo, un individuo que está acostumbrado a obtener las mejores notas escolares se puede topar, en algún momento de su vida, con personas de alto nivel de inteligencia y preparación y obtener notas mediocres en relación a dicho grupo, lo que lo obligará a hacer un reajuste en la percepción de sí mismo. Sin embargo, para que esto suceda, las desilusiones deben ir a la par de los logros, de lo contrario el fracaso sucesivo puede llevarlo incluso a agravar su narcisismo.
Cómo tratar al narcisista
Si usted debe convivir con un narcisista le serán de utilidad los siguientes consejos: Es conveniente no relacionarse emocionalmente con alguien así, ya que la necesidad de sentirse superior puede provocar actitudes de insensibilidad, arrogancia y pedantería. En todo caso, hay que procurar tomar conciencia de la problemática y no permitir que lo que le diga le afecte. No intente cambiarlo, probablemente sólo conseguirá que se enoje; por tanto, piense que es más fácil modificar su comportamiento que el del narcisista. Es evidente que un individuo de esta clase quiere ser siempre el centro de atención y sentirse importante -lo cual puede ser muy molesto para los demás-, pero hay que tener un poco de paciencia y, de vez en cuando, escuchar las historias acerca de sus grandes logros o decirle algo que lo elogie. Recuerde que en el fondo se cree una persona sin valor e indigna de ser amada por sí misma, por lo que mucho ayudará demostrarle que esto no es cierto.
Difícilmente un narcisista se preocupará por los problemas de los demás, por lo que es mejor mantener una relación superficial. Si, por ejemplo, usted se siente preocupado o deprimido y quiere compartir sus experiencias con una de estas personas es muy probable que a él no le agrade la idea y rechace escuchar cualquier confidencia de esta naturaleza. Por ello, en estos casos, será mejor buscar a alguien más receptivo y no caer en la tentación de desahogarse en un egocentra. Así las cosas, no está nada mal que nos enfrentemos a la vida con seguridad y que estemos orgullosos de poseer la autoestima necesaria para lograr nuestras metas, siempre y cuando no caigamos en los excesos que se han descrito.
¿Por qué envidias?
Envidia, de acuerdo a las definiciones de la Real Academia Española la envidia es la tristeza o pesar del bien ajeno y la emulación, deseo de algo que no se posee.
Primera definición.- Tristeza o pesar del bien ajeno.
De acuerdo a la primera definición la envidia es sentir tristeza o pesar por el bien ajeno. De acuerdo a esta definición lo que no le agrada al envidioso no es tanto algún objeto en particular que un tercero pueda tener sino la felicidad en ese otro. Entendida de esta manera, es posible concluir que la envidia es la madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno le vaya mejor sino que al otro le vaya peor.
Segunda definición.- Emulación, deseo de algo que no se posee.
De acuerdo a la segunda de las acepciones la envidia se puede encuadrar dentro de la emulación o deseo de poseer algo que otro posee. Siendo en este caso que lo envidiado no es un sujeto sino un objeto material o intelectual. Por lo tanto en esta segunda acepción la base de la envidia sería el sentimiento de desagrado por no tener algo y además de eso el afán de poseer ese algo. Esto puede llegar a implicar el deseo de privar de ese algo al otro en el caso de que el objeto en disputa sea el único disponible.
Una tercera posibilidad para comprender lo que la envidia implica sería la combinación de las dos acepciones mencionadas anteriormente. Cualquiera sea el caso, la envidia es un sentimiento que nunca produce nada positivo en el que lo padece sino una insalvable amargura.
Otra definición de envidia, es que el envidioso cuenta mentiras sobre la persona a la que envidia o las cosas que tiene, para poder tenerlas, en ocasiones la envidia puede hacer que el envidiado muera a manos del envidioso.
El concepto de envidia empleado en el estudio es el que se conoce en términos técnicos como "aversión a la desigualdad". Es decir, los individuos están dispuestos a gastar recursos de todo tipo (monetarios, esfuerzo, etc) con tal de reducir las diferencias de bienestar material respecto a otras personas. La investigación plantea la envidia como resultado de una competición por unos recursos limitados. “Lo que se demuestra en el artículo es que hay poderosas razones evolutivas para que seamos envidiosos y, por tanto, que la llevamos codificada en los genes", afirma el profesor Cabrales.
La envidia es una emoción que ocurre cuando una persona carece de logros o posesiones y desea o necesita que otros no los tengan.
Podemos también decir que llamamos personas envidiosas aquellas que intentan compararse con los demás. Es cien por ciento destructivo sentir envidia, ya que no deja de ser un malestar emocional que en lugar de generar alguna ayuda más bien complica las cosas, ya que jamás podrá ubicarse en el lugar del que se envidia, y así comprender la situación.
Como toda emoción opuesta a las cosas positivas la envidia regenera una cadena de reacciones negativas, en donde lo que hará es aislarse y por ende traerle muchas dificultades en cuanto a la relación con los demás.
Algunos consejos para evitar la envidia, es ser virtuoso, ya que nunca vivirás de apariencias, si tu envidias lo que otros tienen, es porque no estás satisfecho de lo que tienes, tu puedes admirar algo de alguien que aprecias, más no envidies porque lo único que lograras es encontrar la frustración, espiritualmente hablando se puede decir que cuando existe envidia esto daña las buenas virtudes del alma, lo que se lograría es carcomer las buenas cosas que tiene uno como ser humano.
Otra de las formas de evitar la envidia, es tratar de no compenetrarse mucho con las cosas de los demás, así sean nuestros familiares, si creemos que somos capaces de desear lo que tienen los demás y no somos capaces de controlarlo y quererlo y desearles inclusive hasta que no tengan éxito con lo que han logrado, recordemos que en la vida tarde que temprano se nos devuelve lo que se ha hecho, es importante también evitar decir un buen comentario de la adquisición de algo que usted considere un éxito para alguien que usted conozca, para así de una forma u otra poder evitar algún día que le reclamen que usted por desearle el bien se convirtió en malo.
La envidia es una caracteristica de baja autoestima porque es una comparación constante con los demás. La otra persona tiene algo que el que envidia considera importante y lo envidia porque cree que no lo puede tener o lograr.
La envidia es una pérdida de tiempo, la persona que envidia no es capaz de ver sus bendiciones y talentos. La envidia lleva a que la persona sienta un vacío creando resentimiento y sentimientos de que nunca es lo suficientemente bueno.
La envidia es :
•Baja autoestima
•Es uno de los principales detonantes de la infelicidad.
•La envidia no sólo desea lo que el otro posee o logra sino que intenta el mal en los demás.
•Es una constante comparación con los otros
Como superar el resentimiento
1.Deje de pensar en lo que los demás tienen o han logrado y usted no.
2.Concéntrese en lo que tiene y sea agradecido de su vida y sus talentos.
3.Escriba todos los días sus bendiciones, todo lo bueno que tiene y todo lo que ha logrado.
4.Trabaje mucho en su baja autoestima. Comience a darse cuenta que la envidia lo está llevando a no verse a si mismo por quien es realmente ni ser agradecido por lo que tiene y puede lograr.
La Deshonestidad
La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes. Desgraciadamente, debemos de convivir con la deshonestidad. Los humanos, abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan espontáneamente con la razón. Los seres humanos necesitan práctica y estudio para convertirse en personas benévolas en las que retomar la chispa divina de la que emergimos. En ese intento hacen muchas cosas que la prudencia les aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo contrario.
Hay una gran diferencia entre tomar en serio la verdad y no dejarse pillar. Los padres a menudo decimos “que no te pille de nuevo”, y es comprensible, pero una vida buena y honesta es más que eso. El desarrollo moral no es un juego de “píllame si puedes”. Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser.
No hay medias tintas con la honestidad.
No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.
- No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.
- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.
- No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.
Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistady la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.
El Dinero
¿Cuánto ganas al día?- Papi, ¿cuánto ganas por hora? - con voz tímida y ojos de admiración, un pequeño recibía así a su padre al término del trabajo. El padre dirigió un gesto severo al niño y repuso: - Mira hijo, esos informes ni tu madre los conoce. No me molestes que estoy cansado.- Pero papi, -insistía- dime por favor ¿cuánto ganas por hora? La reacción del padre fue menos severa. Sólo contestó:- Cuatro soles por hora.- Papi, ¿me podrías prestar dos soles? - preguntó el pequeño. El padre montó en cólera y tratando con brusquedad al niño le dijo: -Así que, esa era la razón de saber lo que gano. Vete a dormir y no me molestes, muchacho aprovechado. Había caído la noche. El padre había meditado sobre lo sucedido y se sentía culpable. Tal vez su hijo quería comprar algo.En fin, descargando su conciencia dolida, se asomó al cuarto de su hijo. Con voz baja le preguntó al pequeño:- ¿Duermes hijo?- Dime, papi - respondió entre sueños.- Perdóname por haberte tratado con tan poca paciencia; aquí tienes el dinero que me pediste, - respondió el padre.- Gracias papi - contestó el pequeño y metiendo sus manitas debajo dela almohada, sacó unas monedas.- Ahora ya completé. Tengo cuatro soles. ¿Me podrías vender una hora de tu tiempo? - preguntó el niño.
La Deshonestidad
La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes. Desgraciadamente, debemos de convivir con la deshonestidad. Los humanos, abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan espontáneamente con la razón. Los seres humanos necesitan práctica y estudio para convertirse en personas benévolas en las que retomar la chispa divina de la que emergimos. En ese intento hacen muchas cosas que la prudencia les aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo contrario.
Hay una gran diferencia entre tomar en serio la verdad y no dejarse pillar. Los padres a menudo decimos “que no te pille de nuevo”, y es comprensible, pero una vida buena y honesta es más que eso. El desarrollo moral no es un juego de “píllame si puedes”. Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser.
No hay medias tintas con la honestidad.
No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.
- No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.
- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.
- No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.
Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.
Legalismo Religioso o Fariseísmo Moderno
“A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como éste publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será exaltado.” Lucas 18:9-14. Los fariseos eran legalistas religiosos que habían logrado desarrollar un método de interpretación de los libros de la ley, la cual requería prácticas minuciosas y detallistas para llegar a la santidad. Los fariseos confiaban en su conocimiento meramente intelectual, en su interpretacion tradicional de las leyes de Dios y se consideraban a sí mismos justos, exáltandose por creerse más buenos, o más santos o más religiosos o más sabios que los demás.
Legalismo Religioso o Fariseismo Moderno
La vida es una imagen movediza: La falsedad
La vida"La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las personas se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde."Miguel de Cervantes Saavedra
La falsedad tiene alas y vuela, impresionante con la claridad que la define .
La falsedad es un recurso usado por muchos para dividir, para lastimar, injuriar, entre otras cosas, en definitiva su fin último es: "el daño sin límites..."
La falsedad es una herramienta usada a diario y a la vez sirve para dominar las masas, con bellas palabras, incluso incoherentes porque esos "falsos truchos" no tienen manejo del discurso por eso se visten con un "falso disfraz" que pareciera que a algunos les gusta, les enternece...me pregunto: ¿será que la vida en su conjunto es una falsedad? , ¿o será que muchos no saben distinguir una falsedad? Respuesta fácil a mi entender, cada uno tendrá la suya...
La falsedad vuela , se perpetúa, se penetra y el que la realiza cada día se hace más dueño de su propia falsedad...
"No hay falsedad tan insensata que no la apoye algún testigo."Plinio
Con esa cita anterior, deduzco que sabiendo de la falsedad, siempre hay gente que apoya..¡Terrible! Es la sociedad misma, entonces, ¿si un grupo representa a esa sociedad, es que la sociedad es toda falsa?
"La verdad se arrastra..." La verdad, ¿existe?¿ o solo es una intención ? Por qué se arrastra, sí es una virtud que debería ser la base de todo. Me olvidé, perdón, claro sí la Falsedad es la base de todo...y apoyada por muchos, digo muchos, porque solo quedan algunas excepciones...
"Miente, miente que algo quedará..." Joseph Goebbels esa frase fue la base de su propaganda y hoy se sigue aplicando en todo... “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.
Nada peor que un desengaño, dicen psicólogos. Puede resultar una experiencia traumática porque destruye la credibilidad y la confianza, y provoca una falta de fe capaz de afectarnos para el resto de la vida. Las falsas promesas se escuchan a diario. Pueden provenir de amigos que no lo son, de un hombre o una mujer que en vez de elegir el camino de la honestidad, disfruta con ilusionar a su enamorado.
Si bien le puede pasar a cualquiera, hay personalidades con mayor tendencia a ser engañadas. Son aquellas que se aíslan de la realidad, prefieren las fantasías en vez de ver a quien tienen enfrente con coraje y realismo. Seres que lo primero que hacen es proyectar en el otro sueños, fantasías o deseos, sin tener en cuenta lo que verdad manifiesta. ¿Qué se necesita para poder detectar una falsa promesa? Ninguna cosa del otro mundo: intuición, sentido común, una actitud valiente... e instinto de conservación.
Los profesionales de la mentira
Son muchos, andan sueltos, tienen la facultad de convencer, de ser admirados. Buscan admiradores y los consiguen porque son seductores.
Nadie repite hasta el cansancio los mismos juicios cuando el mismo sabe que no son verdaderos. El que miente con mala fe trata a las personas como si fueran objetos, las degrada de antemano y especula con beneficiarse de su credibilidad. Conoce nuestros puntos débiles y actúa sobre ellos para hacernos sentir culpables.
Algunas personas mienten, otras son víctimas de la mentira y así la mentira viene ganando fuerza afirmándose y sumergiéndose en la vida de las personas. Quien miente se envuelve en un enmarañado enorme y queda preso en la propia mentira, no consiguiendo mas librarse de ella, pues siente vergüenza de sí mismo y de sus actitudes.El mentiroso no observa, vive en la oscuridad, principalmente en las tinieblas espirituales. Si miente frecuentemente, acaba creyendo en la propia mentira, pues tiene la necesidad de creer, pero como la verdad siempre prevalece, ellas se tornan inconfiables y lo peor que puede acontecer a una criatura es ella tornarse inconfiable por cuenta de sus mentiras. es una imagen movediza: La falsedad
Amor a la Madre
pues es tan frágil en cuanto a daño espiritual, pues
hay hijos que la dañan de esa manera y su corazón se
marchita por el sufrimiento, pero es tan fuerte a la
vez, la madre al llevar en su vientre a su hijo en
respuesta de su amor, da a luz y lucha por él o por
ella hasta el final, pudiendo derribar cualquier enemigo,
carga o problema que surja en la vida de sus hijos.
De niños creemos que mamá todo lo puede, que no siente cansancio, que no sufre... esa imagen que guardamos de ella con el tiempo no coincide con la que vemos cuando pasan los años... Entonces descubrimos que mamá también sufre, se cansa, está triste, no tiene fuerza, calla ocultando el dolor...
La vemos como un héroe sobrevivir a grandes tragedias, llevarnos de la mano conteniéndonos y mostrándonos la vida siempre del lado más bello...
De niños no entendemos sus lágrimas... de adultos nos preocupan... o no las comprendemos...
Así como nosotros necesitamos tantas veces de la protección de esos brazos fuertes, de la comprensión de nuestros gestos o de nuestros silencios, de nuestro dolor... ella también nos necesita...
Por eso debemos detenernos y observarla... abrazarla y hacer que sienta que estamos allí... que nos importa, que es valiosa... y de esta forma regresaremos a ella el más hermoso sentimiento que nos enseñó, el sentimiento que lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que nos contiene, el que minimiza el dolor, el que nos hace luchar por nuestros sueños e ideales... pero por sobre todo nos enseña a dar sin pedir nada a cambio: El Amor.
El Orgullo
Hay algo peor en el ser humano que el orgullo? La excesiva carencia de humildad es abrumadora, eso es un hecho. Hay muchas cosas malas en el ser humano, hay algunas personas que no es que tengan un defecto, es que ellos son defectos y todos los defectos que tenemos los humanos son malos: La mentira es detestable, la cobardía es triste, la hipocresía es molesta, el orgullo es deprimente, la envidia es sucia y peligrosa, por envidia puedes hacer barbaridades, destruir países, hogares. La envidia no tiene límites. La vanidad no admite defectos por parte de los demás y es egoísta a más no poder.
A veces me pregunto si el mundo no sería mucho mejor si todos tuviésemos más dosis de humildad. Si tuviésemos más humildad nos esforzaríamos más por comprender a las otras personas, en vez de rechazar directamente el trato con ellas por el famoso "orgullo herido". El orgullo no conoce lo que es perdonar, no sabe lo que es hacer las cosas desinteresadamente.
¿Quién nos dio esa corona que creemos merecida? Realmente el orgullo no da más que disgustos, hace creer a las personas dueñas de todo lo que les rodea, no deja pasar ni una sola falta a los demás.
El orgullo es un exceso de autoestima -digámoslo así- que a fuerza de quererse uno tanto se llega a olvidar que también existen los demás. Tampoco será muy recomendable ir más allá en la humildad, pues un exceso de ella nos puede conducir a ser sumiso e indeciso, hasta el punto de perder uno su norte, su criterio propio o incluso su voluntad, lo cual es un fuerte obstáculo para muchos logros personales, por la falta de fe en uno mismo que todo ello arrastra.
Si no nos prestáramos tanta atención y mirásemos a los demás desde fuera de nosotros, además de entenderlos mejor, dejaríamos de sentirnos ofendidos por sus actitudes y encontraríamos más fácilmente las razones por las que a veces nos hablan mal o nos hacen sentirnos mal.
Y es que, claro, es muy difícil comunicarse con un ególatra que no alienta desde esta actitud, otra aspiración que alimentar su negro orgullo, en el que descansa el ser fatuo de un hombre que por ser incapaz de aceptarse a sí mismo, se hace un nudo psicológico, que le cierra del todo a la verdad, y así es posible verle con dolor que camina en la oscuridad de su ser, incluso sin aceptar lo que evidentemente vemos todos, que es soberbio y orgulloso, sin dejarse ayudar, lo que nos lleva a una especie de tornillo sin fin, que en la incomunicación se rompe, y anula el corazón de la unidad que se debe vivir cuando se aspira a construir una familia.
Pero volviendo a la cordura, quienes más orgullosos son y están de si mismos son tan hipócritas, ciegos, que de una forma sumamente altanera se creen humildes! ¿Lo peor? Son los que triunfan, esa sarta de ignorantes se llevan las alabanzas que antes de ellos, muchos de nosotros merecemos. Si el orgullo no existiera seríamos capaces de ayudar más a las personas y nunca habrían grandes peleas, porque nunca se pensaría en un "malo de la película", y al fin nos daríamos cuenta de que nada es blanco ni negro, no cometiéndose más las injusticias que siempre han existido.
Cuando el orgullo y la humildad van de la mano… ahí camina un sabio.
El Arte de la sencillez
Más difícil que ser complicado es ser sencillo, sin embargo, la sofisticación y la ostentación tienen más prensa.
Ser sencillo significa tener la capacidad de ver lo obvio cuando todos los demás están tratando de ver el otro lado de las cosas.
La sencillez es el arte de ser simple, directo entendible y sin afectación, porque lo sencillo es lo transparente, lo que es fácil, sin agregados ni artilugios y que nunca se llega a perder en el laberinto de las complicaciones.
La sencillez se opone a la ostentación porque su cualidad esencial es no atraer la atención ni brillar, sino por el contrario anhela no ser notada y pasar desapercibida.
El que es sencillo va directo al grano, no da vueltas sin razón para lograr lo que se propone y no se demora en detalles; porque es expeditivo y rápido para decidirse y no se detiene en análisis.
A veces puede resultar incauto y fácil de engañar porque se expone con su ingenuidad al facilitar las cosas y al ser sincero en el trato.
La persona sencilla tiene una visión más totalizadora de la realidad, puede ver el conjunto y para conseguir lo que quiere busca siempre el camino más corto.
Tal vez no piensa tanto en las cosas porque son personas que prefieren más la acción que quedarse pensando en especulaciones que hacen todo más complejo, porque el hecho de comparar, medir y principalmente evitar equivocarse, entorpece y demora las decisiones.
El que es sencillo también es más accesible y fácil de entender; puede resolver situaciones con rapidez, salir con éxito de encrucijadas y solucionar sus momentos de crisis actuando con simplicidad y sin hacer ruido ni escándalo.
El que no valora la simplicidad confunde inteligencia con erudición, porque el erudito lo asombra con su locuacidad para tratar de impresionarlo ya que le importa poco si no lo entienden.
Hay muchos intelectuales que no aprecian la sencillez, ni las explicaciones simples, porque desconfían de las fórmulas simple y prefieren conceptos engorrosos y análisis profundos, porque están convencidos que la realidad es demasiado compleja.
Sin embargo, los descubrimientos más espectaculares se produjeron por casualidad, simplemente observando con interés los fenómenos simples de la vida cotidiana.
La persona sencilla en el hablar se muestra como es, muestra claridad en su pensar y capacidad para ver lo esencial; porque la sofisticación, que es el arte de la minuciosidad, de lo fingido, adulterado o falsificado, donde los decorados tienen más importancia que los contenidos, refleja la intención de aparentar lo que no se es.
Sofisticación es una palabra derivada de sofisma, que significa habilidad o artificio en la argumentación, destreza en la retórica y en el arte de persuadir que pretende confundir al interlocutor.
El que se destaca por su sencillez prefiere transitar por senderos llanos, no escarpados, porque se sienten seguros y confiados, no tienen nada que ocultar ni necesita convencer ni tener seguidores y solo se guía por sus objetivos claros.
El verdadero amor
Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios sea capaz de mover montañas.
Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.
El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No es orgulloso.
No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.
Hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que él cumplirá sus promesas, y el amor.
"El amor es la expresión más sublime del ser humano. No puede negociarse, manipularse o comprarse, sólo puede entregarse sin ninguna condición"
Por el estilo de vida tan acelerado y superficial que llevamos, vamos perdiendo la capacidad de amar, de reconocer ese estímulo interno que nos motiva a dar lo mejor de nosotros a los demás; nos hemos vuelto, en muchos casos, interesados, materialistas e infelices a causa de la pérdida del calor humano que experimentamos cada vez que nos conectamos al amor universal. El amor motiva la compasión, la amistad y la familiaridad, y es a través de él que encontramos la fortaleza para vencer nuestros temores y debilidades, para rescatarnos, levantarnos y perseverar en el compromiso de trabajar por el bien común.
Está centrado en el otro. Esta es la regla más importante del amor y te recomiendo que la memorices muy bien. De ella derivan todas las demás. El peligro más grande del amor, es el amor mismo pero mal enfocado. ¿Por qué? Porque cuando el amor está enfocado en ti y no en el otro (persona amada) se convierte en egoísmo que es el contrapuesto del amor. El verdadero amor sólo adquiere sentido cuando se ejerce en el otro, no en uno mismo. El amor se empieza actuando de cara al prójimo y entonces, sólo entonces, se obtienen resultados positivos de regreso a nuestra persona.
Está 100% ligado a la verdad y al bien. En la persona amada vemos la representación más fiel de la verdad, claro, si es que hemos emprendido la búsqueda de la misma (solo se ama lo que se conoce). Así , sabemos que junto a ella nos acercaremos cada vez más al bien último. Es muy sencillo, quien te ama de verdad te llevará a realizar acciones correctas y buenas. El que ama busca el bien de la persona amada.
Te convierte en héroe. ¿En héroe? Así es. Quien ama de verdad lo demuestra con actos mucho más allá de lo ordinario. Por la persona amada, somos capaces de realizar todo aquello que usualmente no nos atrevemos a hacer. Lo imposible de repente nos resulta posible y nos creemos capaces de combatir al mundo entero y todos sus males con tal de triunfar por nuestra causa.
Se demuestra. La única manera de manifestar el amor a una persona es por medio de acciones concretas. De nada te sirve saber toda la teoría si no eres capaz de aplicarla. El amor no se puede ver precisamente porque se expresa como verbo y como tal sólo se pude actuar.
El amor humano que demostramos y la amistad humana que demostramos, queda opacada cuando se aparece Dios demostrándonos su incomparable amor y su incomparable amistad.
Si alguna vez has sido victima de un falso amor o una falsa amistad, quiero decirte que el único amor y la única amistad que jamás te defraudara es el amor de Dios y la amistad que El te brinda. Cuando destrozados por el fracaso en el amor o defraudados por la falsa amistad nos vemos sumergidos en la depresión, es ahí en donde Dios siempre ha querido que te dejes amar y que te dejes que El te brinde su amistad.
El verdadero amor es el que encontramos en 1ra. De Corintios 13, donde dice: Que el amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.
Ese es el amor que Dios nos ha dado, y nunca en ningún lugar del universo, aunque lo buscáramos durante toda nuestra vida, podríamos encontrar un amor como el que Dios nos demostro al dar la vida de su único hijo por todos nosotros.
Por cuanto vendes tu dignidad
Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. 1:9 Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos;
1:10 y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.
1:11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
1:12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber.
1:13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas.
1:14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.
1:15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey.
1:16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.
1:17 A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.
REFLEXION
Muchas veces sacrificamos nuestros principios para agradar a otros, el deseo de escalar en esta sociedad nos lleva muchas veces a vender nuestra dignidad.
Daniel entendió que su fidelidad a Dios era más productiva, a él solo importaba agradar a Dios y como recompensa hallaría gracia ante los demás, creemos que si no traspasamos limites no alcanzaremos metas, pero Dios tiene control de nuestra vida y tus metas son sus metas, y que tu camino no se desvié ni un ápice a la izquierda o a la derecha.
Ego, orgullo características de la Envidia.
Cómo superar la envidia
Ego y el orgullo son características de la Envidia.
El ego
El ego tiene un factor decisivo a la hora de tener envidia buena o envidia mala. Alguien con poco ego pero altamente moldeable será alguien que controlará mejor su vida. La mayoría de las personas se preocupan constantemente en apartentar, ser quiénes no son y todo para que su imagen salga siempre perfecta y jamás dañada. El ego perfecto es aquél en el cual tú controlas tu ego en vez de que él te controla a ti.
A la inmensa mayoría de las personas no les (nos) interesa "lo que es", sino "cómo se ven" o, qué calidad de imagen proyecta. Les interesa la imagen más que la objetividad. Y así, el hombre de la sociedad se lanza a participar en esa carrera de las apariencias, en el típico afán de 'quién engaña a quién', de cómo lograr mejor impresión. El mundo es un inmenso estadio en el que "el orgullo de la vida" juega un gran match de las etiquetas, formas sociales y exhibiciones económicas para competir por la imagen social, un combate en el que a los seres humanos no les interesa ser, sino parecer.
Orgullo
El orgullo de una persona es la capacidad de ser perfecto. La gente muy orgullosa quiere que le vean como perfecto y pretende ser alguien perfecto. Rara vez aceptan sus errores y esquivan pedir perdón a toda costa. Para personas con mucho orgullo es un verdadero calvario admitir que no saben algo o se han equivocado. Si una persona es mejor que tú es más perfecta qué tú y un orgullo como un camión no puede consentirlo así que empezarán los ataques…
Dice Miguel de Unamuno: “La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.”
A muchos les gusta ocupar los primeros puesto y sentirse más que los de atrás, pero mayor falta tiene aquel que se siente envidioso por no estar delante.
La envidia produce un sentimiento de disgusto a quien la siente, le quita paz en el corazón y es atrapado por el rencor consigo mismo por no lograr lo que tiene otro.
Es así como la envidia es entristecerse por el bien ajeno. Es un mal desde todo punto de vista censurable. Es una costumbre difícil de comprender, y nos aterroriza que nos atribuyan ser poseedor de ese defecto.
La envidia destruye el corazón de quien la padece y por tanto no puede gozar de la felicidad que debiera.
El envidioso, no disfruta de la vida, por estar pensando que su prójimo esta disfrutando algo más que él. Pero lo más triste, es el sufrimiento que siente por la felicidad ajena. El envidioso desprecia el éxito de los demás, y esta convencido que se las están quitando injustamente a él.
Por los labios del envidioso, siempre esta el desprestigio de los que se destacan, siempre están echando a tierra a todo el que sobresale. Pero además, invita a los otros a pensar mal del modo como ha tenido éxito cierta persona. Es así como el envidioso critica duro y sin fundamento al que es admirado por alguna cualidad.
En el lenguaje del envidioso, siempre esta presente el subestimar al adversario y si pierde, se justifica como victima del robo del triunfo. Del mismo modo, que al que le ha ido bien en lo económico, lo trata de ladrón. También en su lenguaje acusa maliciosamente de interesado al que se ofrece para ayudar o hacer el bien
El admirar a alguien, no es envidia si se valora positivamente a la otra persona, y si destaca los bueno de sus cualidades.
Es así, como el remedio para superar la envidia, es ver en los demás lo positivo que tienen. Es preciso tener un corazón generoso, con capacidad de admirar a quien lo que merece. En efecto, son muchas las cosas que podemos admirar en una persona. Es más confortable sentirse feliz porque a otro le vaya bien, que amargar el corazón por su éxito.
No siempre nosotros seremos los mejores, no siempre nos ira bien, pero no por ello nos llenaremos de odio y rencor por lo bien que la va a otro. Es así como el que el admira las cualidades de su prójimo, es un alma noble y quien se entristece, tiene el corazón torcido por la envidia.
La envidia, no se levantará del banquillo de los acusado y estará por siempre ante el juez, que sanciona toda la iniquidad que ella produce.
Friederich Nietzsche, en su libro "La Genealogía de la Moral", define la envidia como el instinto de la crueldad que revierte hacia atrás cuando ya no puede seguir desahogándose hacia afuera. Con ella el alma humana se ha vuelto profunda y malvada, es la fuente de la nueva valoración: el resentimiento, que se vuelve creador del odio reprimido y la venganza, del débil e impotente.
Acusamos a la envidia, de ser causante de las mayores desigualdades entre los hombres, ella ha provocado desordenes económicos y sociales. Somos testigos como la ambición y el deseo de arrebatar lo que tienen los demás, amenaza sin cesar la paz que merecemos, y esta causando guerras inexplicables para el lógico razonamiento de cualquier cristiano, que con mucho dolor se angustia por estos sucesos.
Como cristianos y discípulos de Jesús, tenemos la obligación de no callar la verdad, desechar la mentira y hacer ver a nuestro prójimo los engaños. Jesús, nunca dejo de hablar contra la hipocresía y la envidia, seamos entonces buenos discípulos. Comencemos, ya mismo poniendo la envidia en el banquillo con el fin de desterrarla de nuestros corazones.
Reflexiones sobre el valor de la ética
El valor en la ética incluye el decir sin temor lo que va en contra del comportamiento ético, sin tener miedo de lo que se dice y a quien se le dice, sin importar las consecuencias o represalias que puedan sobrevenir. Es plantarse con dignidad en la más pura verdad y no intimidarse por decirle al otro, sea quien sea, que lo hecho por el no es correcto.
Decir la verdad y desenmascarar con valor no es fácil, es hacerse impopular a las élites de mediocridad disfrazadas de conocimiento, es tener que enfrentarse a calumnias, ridiculizaciones, ofensas, pérdidas y otras clases de bajezas. Sin embargo, esto no debe intimidar a las personas éticas y por tanto virtuosas, ya que al expresar la verdad y desnudar la mentira no se busca ganancia personal, felicidad o provecho, aunque paradójicamente el obrar con valor nos hace dignos de la felicidad y del bien.
Se debe tener el valor de decir la verdad, así nuestro silencio nos pueda ser provechoso, por que esta ganancia necesariamente será falta de pulcritud y de autenticidad y traerá el mal a muchos. Se debe ser valiente al decir la verdad así ésta sea tomada y convertida en mentira por el necio y falto de ilustración, desde su reducida óptica y así luego sobre su mentira cree una verdad sin sustento, pero que por asuntos del poder, violencia o dinero pueda volverse dogma o paradigma.
Hay que tener el valor para cumplir con el deber de ser excelente y no permitir mentiras disfrazadas con discursos falsamente fundamentados y que necesariamente llevarán al beneficio de pocos, es decir, de esa cumbre de mediocres que se viene apoderando de todo, ya sean medios de comunicación, salud, medio ambiente ciencia y tecnología, por mencionar solo algunas instancias.
Sí, no debe temblar la voz y así tiemble, se ha de tener el valor de decirle al mediocre, que es mediocre y que está perjudicando a muchos con esa actitud
egoísta y personalista. También se le debe decir que finalmente es un cobarde que esconde su falta de excelencia en el dominio de otros, pero que este poder finalmente no tiene base ni validez.
Se ha de tener el valor de decirle a quien corresponda, que se debe respetar la autonomía de las personas, porque esta autonomía es la exigencia de la dignidad del hombre; también exige valentía el ser benévolo, el ayudar al necesitado dejando de pensar siempre primero en sí mismo o en los nuestros; esta virtud es en verdad para los más valientes, para hombres llenos de ética, la rectitud de opinión, es decir plenos de verdad. Ese valor se funda en el deseo de libertad cuya esencia es la verdad y solo así la buena deliberación será una rectitud conforme a lo conveniente con relación a un fin, cuya prudencia llevará a un juicio verdadero y justo.
En otras palabras, el ignorante, el necio, el violento y otros por el estilo son necesariamente cobardes, se achican ante la verdad, ante la ética y ante el virtuoso. Es por esto que lo único que intentan es callarlo y descalificarlo. Por que la mediocridad genera violencia y la violencia tiene como esencia el no dialogar, lo que busca es silenciar, callar el error, la falta de preparación y de excelencia en el obrar.
El valor en los actos, adquiere valor moral solo si es realizado con buena voluntad, que en ningún caso es puritana ni cobarde, pero siempre bella y estética; es decir, hay buena voluntad si existe una razón moralmente válida que justifique la acción.
El valor de que hablo preserva los principios morales y éticos, que el vicio y la cobardía destruyen; es de hombres prudentes no solo por su saber, sino por su capacidad de obrar rectamente. Ese valor desea el bien del otro por el otro mismo, porque lo respeta y lo valida como persona, por eso no teme decirle al que se aleja del bien que su obrar no es correcto.
egoísta y personalista. También se le debe decir que finalmente es un cobarde que esconde su falta de excelencia en el dominio de otros, pero que este poder finalmente no tiene base ni validez.
Se ha de tener el valor de decirle a quien corresponda, que se debe respetar la autonomía de las personas, porque esta autonomía es la exigencia de la dignidad del hombre; también exige valentía el ser benévolo, el ayudar al necesitado dejando de pensar siempre primero en sí mismo o en los nuestros; esta virtud es en verdad para los más valientes, para hombres llenos de ética, la rectitud de opinión, es decir plenos de verdad. Ese valor se funda en el deseo de libertad cuya esencia es la verdad y solo así la buena deliberación será una rectitud conforme a lo conveniente con relación a un fin, cuya prudencia llevará a un juicio verdadero y justo.
En otras palabras, el ignorante, el necio, el violento y otros por el estilo son necesariamente cobardes, se achican ante la verdad, ante la ética y ante el virtuoso. Es por esto que lo único que intentan es callarlo y descalificarlo. Por que la mediocridad genera violencia y la violencia tiene como esencia el no dialogar, lo que busca es silenciar, callar el error, la falta de preparación y de excelencia en el obrar.
El valor en los actos, adquiere valor moral solo si es realizado con buena voluntad, que en ningún caso es puritana ni cobarde, pero siempre bella y estética; es decir, hay buena voluntad si existe una razón moralmente válida que justifique la acción.
El valor de que hablo preserva los principios morales y éticos, que el vicio y la cobardía destruyen; es de hombres prudentes no solo por su saber, sino por su capacidad de obrar rectamente. Ese valor desea el bien del otro por el otro mismo, porque lo respeta y lo valida como persona, por eso no teme decirle al que se aleja del bien que su obrar no es correcto.
La vida posee carácter sagrado, absoluto e inviolable en cualquier circunstancia y sin excepciones.
El respeto por la vida incluye el que todos debemos ser tratados como agentes autónomos, y si alguien llegase a tener disminuida su autonomía, siempre debe tener derecho a máxima protección.
En verdad hay que tener valor para reconocer en la justicia la verdad central de la ética y así las acciones que tienen fines en sí mismas ostentan tal primacía axiológica, que invita a realizarlas.
Todas las virtudes se unifican en una sola virtud: el saber.
Todos los vicios se unifican en un solo vicio: la ignorancia.
Por tanto, la ética hace posible distinguir racionalmente lo correcto de lo simplemente aceptado y lo válido de lo vigente. Solo así la decisión ética se expresará en acuerdos y no en pactos estratégicos, ya que cualquier pacto estratégico desvirtúa el carácter ético de la decisión.
El poder de la credibilidad, la verdadera posición social de un lider
El poder de la credibilidad es avasallador fortalece y engrandece a la persona o a la institución que su norte ha sido siempre predicar la verdad, pero esa realidad, poder y fuerza de la credibilidad es más exigente y rigurosa cuando se trata de un lider que maneja masas en cualquier ambito social; la credibilidad es la vida profesional de este, es la esencia vital de la cual se apodera el público para dar fe y creer en lo que dice. Cuando el lider pierde la credibilidad podríamos decir que ha perdido la vida y la razón de ser como profesional, porque la credibilidad podemos verla como sinónimo de la verdad, es decir, si no es creíble ni confiable ante su publico quiere esto decir que es entonces un simulador y distorsiona la verdad y se convierte así en un mentiroso. Perder la credibilidad hablando es convertirse en un mendaz, farsante, engañador, cínico y definitivamente en un embustero, de manera que es extremadamente necesario despojarse del ego personal y obviar los intereses personales para poder lograr y para vivir de acuerdo a la gloria que ofrece la credibilidad. La credibilidad lleva a ocupar los mejores lugares ante el público, lo hace ser preferido por ese mismo público y naturalmente con la credibilidad se gana el respeto la consideración y la buena fama de todos, por lo tanto si como profesional quiere que le tengan confianza entonces sea realmente confiable, creíble y fidedigno usando siempre la herramienta que se llama credibilidad. Definitivamente que la credibilidad le ofrece la oportunidad de poder aspirar a cualquier posición dentro de la sociedad en sentido general o en pequeños grupos formados con un propósito y fin determinado, si usted tiene credibilidad de seguro que su camino será llano y liviano y su triunfo está asegurado; pero si es todo lo contrario de seguro que no podrá ni siquiera aspirar el mismo aire que necesitan sus pulmones para oxigenar su propio organismo. Pero si la credibilidad no le importa ni le interesa, entonces gánese el repudio, rechazo y el aborrecimiento de la gente que lo verá siempre como un profesional mentiroso, no importando las posiciones que antes haya ocupado o el lugar en donde se encuentre en su vida como profesional. Es triste ver como en muchas ocasiones se dejan obnubilar por su propia fama y lo peor es que se dejan confundir por sus propios intereses y esta obnubilación los lleva a olvidarse de la credibilidad convirtiéndose entonces en profesionales testarudos y que únicamente ven con los ojos de sus intereses sin importarle el público o las instituciones según el caso que sea. En conclusión para ganar cualquier espacio en la vida personal y especialmente en la vida profesional siempre se hace necesario apoderarse de la credibilidad como estandarte, de manera que con el gallardete llamado credibilidad siempre se logrará el éxito en cualquier tarea que nos propongamos y especialmente reiteramos en el plano profesional. No debemos olvidar que la credibilidad eleva, ennoblece y enaltece mientras que la mentira empequeñece y destruye; la credibilidad bendice, mientras que la mentira maldice, la credibilidad siempre brilla y en cambio la mentira siempre oscurece, la credibilidad es buena y sana mientras que la mentira enferma, daña y mata; con la credibilidad constantemente se gana mientras que con la mentira siempre se pierde.
Por cuanto vendes tu dignidad
Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. 1:9 Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos;
1:10 y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.
1:11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
1:12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber.
1:13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas.
1:14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.
1:15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey.
1:16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.
1:17 A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.
REFLEXION
Muchas veces sacrificamos nuestros principios para agradar a otros, el deseo de escalar en esta sociedad nos lleva muchas veces a vender nuestra dignidad.
Daniel entendió que su fidelidad a Dios era más productiva, a él solo importaba agradar a Dios y como recompensa hallaría gracia ante los demás, creemos que si no traspasamos limites no alcanzaremos metas, pero Dios tiene control de nuestra vida y tus metas son sus metas, y que tu camino no se desvié ni un ápice a la izquierda o a la derecha.
Combate la Envidia
“La envidia es un pecado capital. Manifiesta la tristeza experimentada ante el bien ajeno y el deseo desordenado de poseerlo aunque sea en forma indebida”. A veces se manifiesta en alegría por el mal ajeno.
“La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo.
Combatir la envidia… es más fácil decirlo que hacerlo. Ya sea una palabra consciente o un pensamiento en lo profundo de tu mente. En ocasiones, esos pequeños pensamientos que se arrastran en nuestras mentes, no suenan a envidia… pero, ¿son o no son?
“No es justo que Esteban tenga más vacaciones que yo”
“Los hijos de Ana son tan educados. Desearía que los míos fuesen obedientes, para yo parecer mejor madre”.
“Pedro se acaba de comprar un nuevo auto. ¡Me gustaría ser él!
“Verónica obtuvo un ascenso y yo era quien lo merecía”.
“Los bíceps de Eduardo son perfectos. Me gustaría ejercitarme hasta lucir como él”.
¿Qué es la envidia? Según el diccionario Webster, la palabra envidia significa “resentimiento o rivalidad por el éxito, logros y ventajas de alguien más”
Combatir la envidia es un desafío constante. Sin embargo, sé por experiencia que cuando no se combate la envidia, te conduce a la amargura. De hecho, la Biblia trata sobre la envidia. Santiago 3:16 dice: “Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas”. Partiendo de esta sabiduría, sabemos que el pensamiento malo produce una vida mala. Cuando tenemos sentimientos de envidia, nuestras vidas se caracterizarán por la confusión, el desorden y el desprecio. Ninguna buena acción proviene de un espíritu malvado y de envidia. ¡Luchar contra la envidia es esencial!
Es posible que pienses: “De seguro que combatir la envidia no siempre es necesario”. Estás en lo correcto. Existe un lugar para la “la envidia sana”. Sin embargo muy pocos de nuestros momentos de envidia son justificados. “El verdadero amor nunca es envidioso, pero tiene el derecho de tener celos de aquellos que son amados”, dice el autor Warren Wiershe. Por ejemplo, los padres tienen derecho a sentir celo de sus hijos y de todas las cosas que podrían dañar su bienestar. Si los celos fueran siempre malos, ¿por qué la Biblia se referiría a Dios como celoso? Deuteronomio 32:16 dice: “Lo provocó (a Dios) a celos con dioses extraños y lo hizo enojar con sus ídolos detestables”. Dios es caracterizado por sus celos cuando adoramos a otros dioses. ¡Él es el único digno de todo honor y alabanza!
La envidia es confundida frecuentemente con los celos. Los celos se refieren a que uno se siente amenazado con respecto a un rival de la persona que amamos. No es lo mismo que la envidia. Me gustaría compartir una definición de la envidia muy clara que encontré en Wikipedia:
“La envidia es la emoción que ocurre cuando una persona carece de algunas cualidades con respecto a otra, logros o posesiones, o desea que la otra persona no posea estas cualidades. En la envidia pareciera ser que existe una comparación social que amenaza la autoestima de otra persona: Alguien tiene algo que la persona envidiosa no posee”.
Si usted siente envidia por algo que no tiene, usted puede utilizar esta emoción negativa y transformarla en positiva haciendo algo. Por ejemplo, si siente envidia porque alguien tiene un auto que usted no tiene, podemos encarar esta situación de la siguiente manera:
• Me gustaría tener ese auto, y preguntarse: puedo tenerlo?. Luego pensar en diferentes maneras de obtenerlo, como ser guardar mas dinero, ganar más dinero, etc.
• La otra manera sería desear tener ese auto pero no estar dispuesto a hacer nada para tenerlo. En este caso, la envidia no sirve porque no estamos dispuestos a hacer lo que se requiere para lograrlo.
• Finalmente, nos podemos encontrar en la situación de que no podemos hacer nada; que es muy diferente a no estar dispuesto a hacer nada. Entonces podríamos comenzar a sentirnos agradecidos en vez de sentir envidia y sentirnos felices por la otra persona. Si no podemos sentirnos felices significa que no podemos aceptarnos como somos en este momento y estamos tratando de ser otra persona.
La envidia es una emoción como tantas otras y si podemos tomar conciencia de lo que estamos sintiendo podemos transformarla en una emoción saludable que nos va a ayudar a vivir más felices.
“La envidia es un síntoma de la falta de apreciación de nuestra dignidad. Cada uno de nosotros tiene algo único que dar que otros no tienen”.