«En la verdad, la paz» expresa la convicción de que, donde y cuando el hombre se deja iluminar por el resplandor de la verdad, emprende de modo casi natural el camino de la paz [...] la paz no puede reducirse a la simple ausencia de conflictos armados, sino que debe entenderse como «el fruto de un orden asignado a la sociedad humana por su divino Fundador», un orden «que los hombres, siempre sedientos de una justicia más perfecta, han de llevar a cabo». En cuanto resultado de un orden diseñado y querido por el amor de Dios, la paz tiene su verdad intrínseca e inapelable, y corresponde «a un anhelo y una esperanza que nosotros tenemos de manera imborrable».La paz es un anhelo imborrable en el corazón de cada persona, por encima de las identidades culturales específicas. Precisamente por esto, cada uno ha de sentirse comprometido en el servicio de un bien tan precioso, procurando que ningún tipo de falsedad contamine las relaciones [...] Jesús se presentó como la Verdad en persona y, hablando en una visión al vidente del Apocalipsis, manifestó un rechazo total a «todo el que ame y practique la mentira» (Ap 22,15). Él es quien revela la plena verdad del hombre y de la historia. Con la fuerza de su gracia es posible estar en la verdad y vivir de la verdad, porque sólo Él es absolutamente sincero y fiel. Jesús es la verdad que nos da la paz.
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