“El justo aborrece la palabra de mentira; Mas el impío se hace odioso e infame”
Es increíble, pero la mayoría de personas hoy en día son muy mentirosas, a tal punto que en ciertas personas pareciera que la mentira ya es nata puesto que se ha convertido en parte de su vida diaria.
Nosotros los cristianos no nos escapamos de este mal, conozco personas con un gran anhelo de servir a Dios, pero que son muy mentirosas. Y es que en momento determinado la mentira se puede convertir en un hábito y de eso quiero hablarte en esta hora.
Antes que nada definamos que es un hábito:
Habito: es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato.
Al leer la definición de hábito nos podemos dar cuenta que se basa en por lo menos dos cosas:
1. Comportamiento repetido regularmente.
2. Es aprendido.
La mentira se convierte en un hábito, cuando se convierte en algo repetitivo y regular en nuestra vida. También el hecho de mentir es aprendido, conforme vamos desarrollando ese habito también vamos aprendiendo a mentir de mejor forma, sin darnos cuenta que con ello ofendemos a Dios y nos engañamos a nosotros mismos.
Y es que para mentir no se necesita decir palabra alguna, con nuestros actos podemos mentir también, ya que al fingir algo que no es verdad estamos mintiendo. Santiago decía en su epístola: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad” (Santiago 3:14).
La Palabra del Señor nos exhorta a que no nos mintamos entre nosotros: “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos” (Colosenses 3:9). Se supone que los que estamos en Cristo somos nuevas criaturas, que nos hemos despojado del viejo hombre y por lo tanto no debería existir la mentira en nuestra vida.
También la Biblia menciona que también mentimos cuando no estamos llevando una comunión con el Señor: “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”, (1 Juan 1:5).
Ahora bien, examinemos que estamos hablando y como estamos actuando, ¿Será que estamos manteniendo una comunión real con el Señor?, ¿Será que nos estamos hablando la verdad el uno al otro?, cada uno examine su camino pues la Palabra del Señor nos dice: “Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento” (Proverbios 12:22).
Pueda que lastimosamente has caído en el hábito de la mentira, quizá tu vida gira alrededor de una mentira, pero en este día Dios quiere que sepas que puedes ser LIBRE de ese mal, ese mal que aunque no lo creas puede evitar que heredes la vida eterna. Apocalipsis 21:8 dice: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”.
A veces es difícil no mentir, pero no es imposible, se necesita una determinación y dominio propio que viene del Señor para decir NO a la mentira. Además debemos reconocer que el único mentiroso es el Diablo, pues el miente desde el principio, pues es el padre de la mentira (Juan 8:44)
No permitamos que el enemigo nos engañe haciéndonos creer que una mentirita sencilla no es mala, toda clase de mentira en cualquier categoría que la quieras poner sigue siendo mentira y es abominación delante de Dios.
No te conformes a una vida de mentira, porque se puede convertir en un habido difícil de contrarrestar y que te puede llevar a la derrota espiritual. Es mejor hablar la verdad aunque no guste muchas veces, que decir mentiras que además de faltarle el respeto a Dios, nos traerá problemas en momento determinado.
Amados, necesitamos urgentemente desechar la mentira, necesitamos urgentemente practicar la verdad hasta convertirla en un hábito nuestro. Se que muchas veces quizá fallaremos, pero si lo seguimos intentando te aseguro que un día lo lograremos, además nunca nadie nos podrá reclamar que no lo intentamos.
Tu relación personal con el Señor también te ayudara a desechar la mentira, entre mas busques del Señor, mas aprendas de su Palabra, mas lo adores y lo alabas, entonces mucha mas verdad habrá en tu mente y en tu boca, pues estarás empapado del Señor y recuerda: “De la abundancia del corazón, habla la boca” (Mateo 12:34).
LA MENTIRA RESTA AUTORIDAD Y DA VERGÜENZA, MAS LA VERDAD TE DA RESPALDO DE DIOS Y LEVANTA TU CABEZA.
Autor: Enrique Monterroza
Escrito para www.enriquemonterroza.com, www.devocionaldiario.com y destellodesugloria.org/blog/
El habito de mentir
4:23 p.m. |
Etiquetas:
Aprendizaje
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