“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” Eclesiastés 3:11
Dios es el creador de todo…y en medio de su creación cuando creo al hombre, Dios puso la eternidad en el corazón. El ser humano sabe en lo profundo de su ser que no puede vivir cerrando sus ojos a la eternidad.
A veces yo vivo centralizado en lo material, allá en lo recóndito de mi corazón esta establecida la eternidad. Mi vida física se va desgastando y me doy cuenta que la vitalidad de joven día a día se va escapando.
Cuando los años entran es difícil aceptar las limitaciones de nuestros cuerpos, pero esa realidad allí permanece y es entonces cuando me doy cuenta que dentro del corazón yace la eternidad prometiéndome una vida eterna con el creador de mis días.
El apóstol Pablo siempre nos habla de no perder el corazón. Si bien me desgasto físicamente y mi fortaleza y salud parece escaparse, la eternidad que yace en mi corazón entra en profunda renovación.
Hoy mire la gente que me rodea como se encuentra tan ocupadas tratando de demorar el proceso de desgaste del cuerpo o proceso de envejecimiento. Los veo consiguiendo transplantes de pelo, tinte para ocultar las canas, cremas antiarrugas, clubes de salud.
Si es cierto que debemos tener cuidado de nuestro cuerpo pero el hecho es inevitable, el cuerpo se seguirá desgastando. Sin embargo, así como empleamos tiempo, dedicación y dinero para hacer lento el proceso de envejecimiento, deberíamos hacer el mismo esfuerzo para prepararnos para la eternidad. Mi enfoque principal hoy deberá estar en la vida que espera en la eternidad. Nuestra existencia sobre la tierra aunque importante es menos que nuestra existencia en la eternidad.
Hay tanto para invertir en la eternidad que vale la pena gastar tiempo, esfuerzo, diligencia y aún dinero para que el hombre espiritual se acerque más a Dios. La eternidad ha sido puesta en mi corazón y hoy, quiero vivir para la eternidad y notaré que mientras más me invierto para eternidad mayor fruto veo en mi vida terrena.
La bendición del Señor se derrama sobre aquellos que saben poner sus prioridades en orden y la prioridad es la eternidad en mi corazón.
Señor. Gracias por darme la bendición de servirte y caminar con la eternidad en mi corazón. Gracias porque cuando me creaste pusiste eternidad en mi corazón y hoy quiero vivir invirtiéndome en esa eternidad.
No quiero vivir para lo que perece sino para lo que a vida eterna permanece. Quiero poner sus prioridades en orden de acuerdo a tus prioridades. Se que al invertir en mi vida espiritual eso redundará en la bendición tuya sobre lo que terreno. Lo externo se desgasta pero lo eterno que está en mi corazón cada día tiene una nueva cara- Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com
Trabajar Para Lo Eterno.
12:01 p.m. |
Etiquetas:
El Amor de Dios
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