Decidir y ser constantes
El Perrito cojo
La diferencia entre un ángel y un amigo
Dos mejores amigos
Antes de sacar conclusiones
Un corazón que escuche
Un psicólogo atendía una consulta en un hospital donde la mayoría de sus pacientes eran adolescentes. Un día le derivaron un joven de 14 años que desde hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato. Cuando era muy pequeño, su padre murió. Vivió con su madre y abuelo hasta hacía un año; cuando tuvo 13 años muere su abuelo, y tres meses después su madre en un accidente. Sólo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las paredes, sin hablar. Estaba pálido y nervioso. El psicólogo no podía hacerlo hablar.
Comprendió que el dolor del muchacho era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo, tampoco serviría de mucho. Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor. Después de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso una mano en el hombro: "Ven la semana próxima si gustas... duele ¿verdad?.
El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada; sólo lo miró y se fue. Cuando volvió a la semana siguiente, el doctor lo esperaba con un juego de ajedrez. Así pasaron varios meses sin hablar, pero él notaba que David ya no parecía nervioso y su palidez había desaparecido. Un día mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho cuando él estudiaba agachado en el tablero de ajedrez, estaba pensando sobre lo poco que los hombres saben acerca del misterio del proceso de curación. De pronto David alzó la vista y lo miró y le dijo: "Le toca".
Ese día empezó a hablar, hizo amigos en la escuela, ingresó a un equipo de ciclismo y comenzó una nueva vida, su vida. Posiblemente el médico le dio algo, pero también aprendió mucho de él. Aprendió que el tiempo hace posible lo que parece dolorosamente insuperable; a estar presente cuando alguien lo necesita; a comunicarnos sin palabras. Basta un abrazo, un hombro para llorar, una caricia; un corazón que escuche.
La Humildad la solución a los problemas
Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña....
..... y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre.
Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les salvaría.
Les preguntó entonces Dios ¿qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran?
El primero dijo: “Pues aparece más comida”, Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.
Dijo el segundo entonces: “Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente”, a lo que Dios contestó que No, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.
El tercero dijo entonces: “Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance”. Dios dijo:
“Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad”.
Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada.
Por eso muchas veces buscamos la solución de un problema, sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para nosotros.
Seremos felices el día que aprendamos a reconocer que a veces somos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestros orgullos.
Y veremos que al empequeñecernos en lujos y ser mansos de corazón, veremos la prosperidad.
http://radiofelicidad.mx/cmai/secciones/reflexiones/583-humildad.html
¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado?
Meditación. Es inútil querer eternizar lo pasajero
¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado?
A veces uno asiste a la muerte de hombres y mujeres por los que no deberíamos de llorar, porque su salida de este mundo es una salida triunfante, por lo que habría que lanzar las campanas al viento. Yo quisiera preguntarle a estos hombres y mujeres: ¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado? Su mensaje podría comenzar así:
No lloren por mi, porque ya estoy con Dios que es la meta de la vida. No lloren, porque me he salvado, lo demás no importa ya. No lloren porque he muerto, simplemente he cambiado de vida. No lloren porque no me he marchado para siempre, nos volveremos a ver. No lloren por mi. Cuando nos volvamos a ver, todo será distinto, todo eternamente feliz.
Lloren más bien por ustedes y por sus hijos, porque muchas veces uno no ve el cielo, sino la tierra y sus cosas. Lloren porque muchas veces se olvidan de Dios, desconfían de Él, lo pierden, incluso. Lloren por ustedes y por sus hijos, porque pueden perderse, perder la vida eterna y con ello lo más importante de todo.
Crean ¡por favor!, en las cosas que en la tierra no se creen, no se quieren creer por el simple hecho de que aún no se han visto; yo he comenzado a vivir lo que, como ustedes, creí un día por la fe.
En la tierra se lucha por tantas cosas que valen mucho menos: el dinero, la posición, el prestigio. Aquí eso no sirve de nada. Ven que en mi viaje a la eternidad me he llevado bien poco. Las buenas obras: las que hice de niño, de joven, de mayor; mis actos de amor a Dios y al prójimo; mis oraciones y sufrimientos ofrecidos a Él; las horas de vida que cumplí su Voluntad.
Me duele sólo una cosa y mucho : contemplar tantas horas y días perdidos y desaprovechados para siempre. No me lo puedo perdonar. Pero nunca me arrepentiré de mi fe y de mi bautimo; Estoy con Dios felizmente y para siempre, y lucharé para que ustedes un día lo posean también eternamente.
Pero, no lloren por mi, lloren más bien por ustedes y sus hijos.
Si amamos mucho esta vida, más debemos amar la otra. Porque ésta es transitoria y aquella eterna. Es inútil querer eternizar lo pasajero, mejor es cultivar las cosas que uno puede llevar consigo a la eternidad.
SANTA TERESA DE ÁVILA Y LAS ALMAS DEL PURGATORIO
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Santa Teresa sentía gran compasión por las Almas del Purgatorio, y las asistió todo lo que pudo mediante sus oraciones y buenas obras. Como recompensa, Dios le mostró a menudo las Almas a las que ella se había dedicado, y las vio en el momento de liberarse de sus sufrimientos y entrar a los Cielos. En general, Ellas surgían del seno de la tierra. A continuación transcribimos algunas de sus visiones en sus propias palabras: "He recibido información - escribe ella - sobre un religioso que previamente había sido Provincial de una provincia y luego de otra. Lo conocí a él en ocasión de haber recibido un gran servicio suyo; esto me causó gran inquietud, si bien este hombre era recomendable por sus muchas virtudes. Estuve preocupada por la salvación de su alma, ya que él había sido Superior por espacio de veinte años y siempre temí mucho por quienes fueron encargados del cuidado de las almas. Así preocupada, fui a un oratorio y convoqué a Nuestro Divino Señor para aplicar a este religioso el poco bien que yo había hecho en mi vida; y proveer el resto mediante Sus méritos infinitos, para que esta alma pudiera liberarse del Purgatorio. Mientras suplicaba esta gracia con todo el fervor del que era capaz, vi sobre mi costado derecho a esta alma venir desde las profundidades de la tierra y ascender a los Cielos en feliz transporte de alegría. Aunque el sacerdote era de edad avanzada, aparecía ahora ante mí con las características de un hombre que no llegaba a los treinta años, y un semblante resplandeciente de luz. Esta visión, aunque breve, me dejó colmada de alegría, y sin la menor sombra de duda en cuanto a la veracidad de lo que había visto. Cuando estuve lejos del lugar donde este siervo de Dios había terminado sus días, unos días antes yo me había enterado de los pormenores de su edificante muerte. Todos aquellos que fueron testigos, pudieron ver con admiración cómo el preservó su conciencia hasta último momento, mientras derramaba lágrimas y los sentimientos de humildad que expresara esta alma a Dios". "Una religiosa de mi comunidad, gran sierva de Dios, había fallecido hacía menos de dos días. Estábamos recitando el Oficio de los Muertos en coro dedicándoselo a ella, una hermana leía el texto y yo estaba parada para decir el versículo. Por la mitad del oficio se me apareció el alma de esta religiosa llegando desde las profundidades de la tierra, tal como el caso que relaté antes, y se fue al Cielo". "En este mismo monasterio murió, a la edad de 18 o 20 años, otra religiosa, un verdadero modelo de fervor, constancia y virtud. Ella soportó pacientemente una vida llena de sufrimientos. Yo no dudaría que, después de una vida así, tendría méritos suficientes para ser eximida del Purgatorio. Sin embargo, durante el Oficio, y antes del entierro, vi el alma de ella surgir de la tierra y elevarse al Cielo". Cuando una persona dedica tiempo y oraciones a pagar por las Benditas Almas, está cumpliendo con todos los mandatos de la caridad: visitando a los presos y a los enfermos, dando agua al sediento, comida al hambriento, etc. Los Santos comprendieron esto y sintieron una profunda compasión por esas Almas que necesitaban de la ayuda de quienes aún podemos ofrecer actos de virtud y reparación que les aliviane la carga y que sin tal ayuda Ellas deberán pagar con años sino siglos de sufrimientos. Por todo esto, hemos hecho una pequeña selección de oraciones por las Benditas Almas, apelando a la misericordia de nuestros lectores para con estos hermanos que esperan - a veces por muchos años - que alguien los recuerde y ayude. Hermana Úrsula, Terciaria Franciscana Santiago de Chile
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Más alla de la Muerte
El crimen del aborto en el Diario de Santa Faustina Kowalska
Sta. Faustina escribe: (D. 1276) "Hoy deseaba ardientemente hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento, sin embargo la voluntad de Dios fue otra: a las ocho experimente unos dolores tan violentos que tuve que acostarme enseguida, he estado contorsionándome por estos dolores durante tres horas, es decir hasta las once de la noche. Ninguna medicina me alivió, lo que tomaba lo vomitaba, hubo momentos en que los dolores me dejaban sin conocimiento. Jesús me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonía en el Huerto y que Él mismo había permitido estos sufrimientos en reparación a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres. `[...] Ahora sí, entiendo de que dolores se trata, porque el Señor me lo hizo saber... Sin embargo, al pensar que quizá un día vuelva a sufrir así, me da escalofríos, pero no se si en el futuro sufriré otra vez de modo similar, lo dejo a Dios, lo que a Dios le agrade enviarme, lo recibiré todo con sumisión y amor. Ojalá pueda con estos sufrimientos salvar del homicidio al menos un alma..." El P. Seraphim Michalenko, (Marians of the Immaculate Conception) MIC, es un teólogo mundialmente reconocido como eminencia sobre la Octava de Pascua, Fiesta de la Divina Misericordia, y también por ser el principal traductor del diario de Santa Faustina y el postulador de su causa de canonización. Ha escrito lo siguiente: "En al menos tres ocasiones de 8 de la tarde a 11 de la noche, sintió como si le desgarraran las entrañas. Sufría tanto que pensó que iba a morir. Los médicos no conseguían averiguar lo que le ocurría, y ninguna medicación podía aliviar sus sufrimientos. Más tarde, se le dio a entender que estaba sufriendo esos dolores por las madres que estaban abortando a sus hijos" (Diario, 1276). "En otra ocasión tuvo una visión de un ángel que venía con rayos y truenos para destruir una de las ciudades más hermosas de su país. Se sentía impotente para evitarlo (Diario 474). ¿Qué antídoto le dio el Señor? El Rosario de la Divina Misericordia. (Ella explicó) que la ciudad iba a ser castigada por sus pecados, principalmente el pecado de aborto." Su Santidad Juan Pablo II firmó en la fiesta de la Anunciación en el año 2003 una bendición papal especial para aquellos que rezaran la Corona de la Misericordia por el fin del aborto. Dicha bendición se dirige a los Apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia, y a "todos los fieles del mundo que se unan a ellos ofreciendo el Rosario de la Divina Misericordia... por las madres, para que no aborten a sus hijos; por los niños en riesgo de muerte en el seno de su madre; por un cambio del corazón de los abortistas y sus colaboradores; por las víctimas humanas de la investigación con células madre, de la manipulación genética, de la clonación y la eutanasia; y por todos los gobernantes, para que promuevan la Cultura de la Vida, para poner fin a la cultura de la muerte." El Santo Padre Juan Pablo II promovió la devoción de la Divina Misericordia dentro de la Iglesia, y declaró el Domingo después de Pascua como Domingo de la Divina Misericordia. Muchos fieles, especialmente en el movimiento pro-vida practican esta devoción. La imagen de Jesús de pie con su mano apuntando a su corazón, de donde emanan un rayo rojo y otro celeste, con las palabras "Jesús, en Vos confío", representa la devoción a la Divina Misericordia, basada en las revelaciones dadas a Sta. Faustina Kowalska (1905-1938). También le fue revelada la imagen de la "Coronilla de la Divina Misericordia", que dice: "Eterno Padre, yo te ofrezco el Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de vuestro muy amado Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y de los de todo el mundo. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero". http://www.diarioya.es/
Métodos anticonceptivos abortivos
El ABORTO Y LA BIBLIA
El aborto (feticidio) es grave pecado contra el 5to. Mandamiento, Exodo 20,13. La Iglesia así lo ha enseñado desde el principio>>. « Mi embrión tus ojos lo veían » (Sal 139/138, 16) El aborto y la Biblia -P. Frank A. Pavone, Director de Sacerdotes por la Vida (Priests for Life) La Biblia enseña claramente contra el aborto. Esta enseñanza sale a relucir de muchos modos y por muchas razones. Algunas personas señalan que la palabra "aborto" no aparece en la Biblia, y tienen razón. Sin embargo, la enseñanza sobre el aborto sí aparece. Este mismo es el caso de otras enseñanzas. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia, pero las enseñanzas sobre la Trinidad sí. En cualquier caso, quien quiera negar la enseñanza de la Biblia con respecto al aborto, la negaría aunque la palabra apareciera en ella. Miremos algunas de las razones bíblicas por las cuales el aborto, la destrucción directa de un niño en el vientre materno es tan terrible. 1) La Biblia enseña que la vida humana es distinta de los otros tipos de vida, ya que los seres humanos están creados a la imagen misma de Dios. Las narraciones de la creación del hombre y la mujer que aparecen en el Génesis (Génesis 1:26-31; 2:4-25) nos dicen lo siguiente: "Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó." (Génesis 1:27). La palabra "crear" se utiliza aquí tres veces enfatizando un momento culminante dentro del proceso de Dios, haciendo al mundo y todo lo que éste contiene. Al hombre y a la mujer se les concede "dominio" sobre todo lo demás en el mundo visible. Ni siquiera el pecado original quita de los seres humanos la imagen de Dios. Santiago se refiere a esta imagen, diciendo que debido a ella ni siquiera deberíamos hablar mal los unos de los otros. "Con ella (la lengua) bendecimos a Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres hechos a imagen de Dios...Hermanos, no puede ser así." (Santiago 3:9-11). ¡La imagen de Dios! ¡Esto es lo que significa ser un ser humano! No somos unas simples células que han sido unidas al azar por unas fuerzas impersonales, ajenas a nosotros. Más bien, reflejamos auténticamente a un Dios eterno que nos conocía antes de que fuésemos hechos, y que nos llamó a la existencia. En los Salmos "¿quién es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que de él cuides?...coronándolo de gloria y grandeza; le entregaste la obra de tus manos" (Salmo 8:5-7). Es ahí en donde está la clave. Dios no sólo nos hizo, sino que nos valora. La Biblia nos habla de un Dios que está locamente enamorado de nosotros, hasta el punto de que se convirtió en uno de nosotros e incluso murió por nosotros, mientras que nosotros le seguíamos ofendiendo (ver Romanos 5:6-8). Frente a esto, ¿podemos decir que los seres humanos son desechables, como un carro, que son más los problemas que causa que lo que vale? "Dios no hace basura." Quien cree en la Biblia, tiene que creer que la vida humana es sagrada. 2) La Biblia enseña que los niños son una bendición. Dios ordenó a nuestros primeros padres: "Sean fecundos y multiplíquense" (Génesis 1: 28). ¿Por qué? Dios mismo es fecundo. El amor siempre desemboca en la vida. Cuando la primera madre trajo al mundo al primer niño, exclamó: "Gracias a Yahveh he podido tener un hijo" (Génesis 4:1). La ayuda del Señor es esencial, ya que El tiene dominio sobre la vida humana y el origen de ésta. Los padres cooperan con Dios en traer una nueva vida al mundo. Debido a que todo este proceso está bajo el dominio de Dios, es un pecado interrumpirlo. El profeta Amós condena a los amonitas, "Porque ellos al extender sus dominios abrieron el vientre de las mujeres encintas de Galaad" (Amós 1:13). "Son los hijos regalo del Señor, es el fruto del vientre premio suyo" (Salmo 127:3). 3) La Biblia enseña que el niño en el vientre es un niño verdaderamente humano, quien tiene incluso una relación con el Señor. La frase "quedó embarazada y dio a luz" es utilizada en repetidas ocasiones (ver Génesis 4:1,17), y el individuo tiene la misma identidad tanto antes como después del nacimiento. "Pecador desde el seno de mi madre" expresa el salmista arrepentido en Salmo 51:7. La misma palabra es utilizada para el niño antes y después de nacido (Brephos, es decir, "niño," es utilizada en Lucas 1:41 y en Lucas 18:15). Dios conoce al niño no nacido. "Me tejiste en el seno de mi madre...mis huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto" (Salmo 139:13,15). Dios, además, ayuda y llama al ni o no nacido. "Me entregaron a Ti apenas nacido, Tú eres mi Dios desde el seno materno" (Salmo 22:11). "Hasta que me llamó por su mucho amor el que me había elegido desde el seno de mi madre" (Gálatas 1:15). 4) La Escritura en repetidas ocasiones condena la matanza de los inocentes. Esto fluye de todo lo que, hasta el momento, se ha visto. El dedo mismo de Dios escribe sobre piedra el mandamiento "No matarás" (Exodo 20:13; Deuteronomio 5:17) y Cristo lo reafirma (Mateo 19:18 -notar que El primero menciona este mandamiento). El Libro del Apocalipsis afirma que los asesinos no pueden entrar en el Reino de los Cielos (Apocalipsis 22: 15). La matanza de niños es condenada por Dios de manera particular a través de los profetas. En la tierra que Dios dió a ocupar a su pueblo, las naciones extranjeras tenían la costumbre de sacrificar en el fuego a algunos de sus niños. Dios dice a Su pueblo que ellos no deben tomar parte en este pecado. Sin embargo, sí lo hicieron, según lo narra el Salmo 106: "Sino que se mezclaron con ellos y los imitaron...Sacrificaron a sus hijos e hijas a los demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán; la tierra quedó manchada de sangre" (Salmo 106:35, 37-38). De hecho, este pecado de sacrificio de ni os es mencionado como una de las principales razones por las cuales el Reino de Israel fue destruido por los asirios, y su gente llevada al exilio. "Sacrificaron a sus hijos e hijas por el fuego...entonces Yahveh se enojó muchísimo y los arrojó lejos de su presencia" (2 Reyes 17:17-18). Ni tan siquiera por la "libertad religiosa" puede ser tolerada la matanza de niños. 5) La Biblia enseña que Dios es un Dios de justicia. Un acto de justicia es uno de intervención a favor de los indefensos, un acto de defensa para aquellos que son demasiado débiles para defenderse a sí mismos. Al predecir al Mesías, el Salmo 72 dice: "Florecerá en sus días la justicia...pues librará al mendigo que reclame y al pobre que no tiene quién lo ayude" (Salmo 72:7,12). Jesucristo es nuestra justicia (1 Corintios 1:30) porque El nos rescató del pecado y de la muerte cuando no teníamos a nadie que nos ayudara (ver Romanos 5:6; Efesios 2:45). Si Dios hace justicia por Su pueblo, espera que éstos hagan justicia los unos por los ostros. "Sean compasivos, como es compasivo el Padre de ustedes" (Lucas 6:36). "Vete tú y haz lo mismo" (Lucas 10:37). "Entonces, todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos" (Mateo 7:12). "Que se amen los unos a los ostros" (Juan 15:17). El aborto es totalmente contrario a estas enseñanzas. Es la justicia trastornada, invertida, puesta al revés. Es la destrucción de los indefensos en lugar de ser su rescate. Si el pueblo de Dios no interviene para salvar aquellos cuyas vidas están siendo atacadas, no están ni agradando ni adorándolo a El. Dios, a través de Isaías dice: "¿Por qué vienen a profanar mi templo? Déjense de traerme ofrendas inútiles...¡Ya no soporto más sacrificios y fiestas!...Cuando rezan con las manos extendidas, aparto mis ojos para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias, no las escucho, porque hay sangre en sus manos. ¡Lávense y purifíquense!...aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda" (Isaías 1:12-17). En verdad, aquellos que dicen adorar a Dios, y apoyan el aborto, están cayendo en la misma contradicción que condena el profeta y necesitan escuchar el mismo mensaje. 6) Jesucristo prestó una especial atención a los pobres, a los despreciados, y a aquellos a quienes la sociedad consideraba insignificantes. El derrumbó las falsas barreras que las personas habían establecido entre sí, y en su lugar, reconoció la igualdad de la dignidad humana en todo individuo, a pesar de lo que la opinión general pudiera decir. En consecuencia, vemos que acoge a los niños, a pesar de los esfuerzos de los apóstoles por mantenerlos alejados (Mateo 19:13-15); a los cobradores de impuestos y a los pecadores, a pesar de las objeciones de los Escribas (Marcos 2:16); a los ciegos, a pesar de las advertencias de la multitud (Mateo 20:29-34); a una mujer extranjera, a pesar de la absoluta sorpresa de los discípulos y de la mujer misma (Juan 4:9,27); a los Gentiles, a pesar del enfado de los judíos (Mateo 21:41-46); a los leprosos, a pesar del aislamiento de éstos del resto de la sociedad (Lucas 17:11-19). Cuando se trata de la dignidad humana, Cristo borra toda distinción. San Pablo declara: "Ya no hay diferencia entre quién es judío y quién es griego, entre quién es esclavo y quién es hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer. Pues todos ustedes son uno sólo en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28). De ese mismo modo, nosotros podemos decir: "No hay ni nacido ni no nacido." El usar esta distinción como base para la valoración de la vida y de la protección que uno merece, no tiene sentido y constituye una ofensa para todo lo que la Escritura enseña. El niño no nacido es el grupo más rechazado y discriminado de nuestra sociedad. Cristo mismo de seguro ha de tener un amor especial hacia ellos. 7) La Escritura nos enseña a amar. San Juan nos dice: "Pues se les enseñó desde el principio que se amen los unos a los otros. No imitemos a Caín, que mató a su hermano..." (1 Juan 3:11-12). El amor es el contraste directo de la matanza. Quitarle la vida a otro es romper con el mandamiento del amor. Fallar en ayudar a los que se encuentran en necesidad y en peligro es también fallar, en amar. Cristo nos enseña esto, claramente, en la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37), en la historia del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), y en muchos ostros lugares. Ningún otro grupo de personas se encuentra en mayor peligro que los niños y niñas dentro del vientre materno. "Cuando alguien...viendo a su hermano en apuros le cierra el corazón, ¿cómo permanecerá el amor de Dios en él?" (1 Juan 3:17). 8) La vida es victoriosa sobre la muerte. Este es uno de los temas más básicos de la Escritura. La victoria de la vida está predicha en la promesa de que la cabeza de la serpiente, a través de quién entró la muerte al mundo, sería aplastada (ver Génesis 3:15). Isaías prometió: "Y así destruirá para siempre a la Muerte" (Isaías 25:8). En la escena del primer asesinato, la tierra "abrió su boca" para tragarse la sangre de Abel. En la escena de la victoria final de la vida, es la muerte misma la que será "destruida en esta victoria. Muerte, ¿dónde está ahora tu triunfo? ¿dónde está, muerte, tu aguijón?...Por eso demos gracias a Dios, que nos da la victoria por Cristo Jesús nuestro Señor" (1 Corintios 15:54-57). El aborto es muerte. Cristo vino a vencer a la muerte, y por lo tanto, al aborto. "Yo, en cambio, vine para que tengan vida y sean colmados" (Juan 10:10). El desenlace final en la batalla a favor de la vida ya ha sido decidido por la Resurrección de Cristo. De nosotros depende el difundir esa victoria a cada persona. El movimiento pro-vida se mueve de la victoria que Cristo ganó a plenitud, a esa victoria del día final. "Ya no existirá ni muerte" (Apocalipsis 21: 4). "Amén. Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:20). Padre Frank Pavone "Priests for Life" en español Jesús, no nacido, comienza la obra de la salvación y santifica a una madre y a su niño no nacido. El evento mas impresionante de las Sagradas Escrituras que revela la dignidad del niño no nacido es el hecho de que Jesucristo mismo se encarnó en el vientre de María Santísima y vivió como niño no nacido. Desde el vientre hace el primer milagro de gracia. Ocurre en la visita de la Virgen Santísima a su prima Santa Isabel. Jesús, no nacido, comunica su gracia santificadora a Sta. Isabel y a su niño no nacido, San Juan Bautista. Lucas 1:41 "Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo" Sta. Isabel como respuesta bendice a la Virgen y a Jesús: Lucas 1:42 "y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" Sta. Isabel además reconoce que el bebé no nacido que vive en María es su Señor. Lucas 1:43-44 "y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno." La Iglesia, fiel a Jesucristo, siempre ha proclamado que la vida humana es sagrada desde el momento de la concepción. Es por eso que condena el aborto como un gravísimo pecado contra el Quinto Mandamiento: "No Matarás". Padre Jordi Rivero http://www.corazones.org/moral/vida/aborto/aborto_biblia.htm
Dimensiones jurídica y moral del aborto
ABORTO Y EXCOMUNIÓN
excomunión y culpables de falta grave, incluyendo entonces a los fabricantes de las medicinas, farmaceutas y médicos familiares. También debe de tomarse en consideración que actualmente muchas píldoras anticonceptivas son abortivas. Teóricamente el uso y conocimiento de las características abortivas de estas pastillas podría causar la excomunión. Los fabricantes de estas pastillas han estado considerando últimamente la peligrosa responsabilidad que comparten. TOME NOTA ; Para incurrir en la excomunión, uno debe de estar en conocimiento de que el aborto conlleva esa consecuencia. El Canon 1323 prevee excluir de la sanción a aquellos que no han cumplido los 16 años, los que no conocen esta Ley o están en error sobre su alcance, los que fueron forzados a esta decisión, los que tuvieron un accidente imprevisto, los que actuaron por miedo o no estaban en su santo juicio. (excepto culpabilidad causada por el alcoholismo). Por lo tanto una mujer forzada por un hombre abusivo, para hacerse un aborto, no estaría sujeta a la excomunión, pero si alguien es culpable bajo la influencia del alcoholismo o de drogas, si lo estaría (Canon 1325). En cualquier caso, haya uno estado sujeto a excomunión o no, el pecado del aborto tiene que ser confesado, como si se le hubiera quitado la vida a un ser humano inocente (5to mandamiento). Si el penitente no conocía esta Ley en el momento de cometer el aborto, entonces él o ella no fueron excomulgados. Si la persona conocía esta Ley, pero existieron circunstancias atenuantes (como las arriba mencionadas referente al Canon 1323), estos factores deben ser explicados al confesor. El confesor mencionará, si tiene la facultad del obispo para absolverlo de esta excomunión o si necesita de ella. Si no tiene la facultad de absolver en este caso, puede privadamente y en secreto obtener la absolución del obispo o enviar al confesor a una persona que si tenga la facultad para hacerlo. Una persona que piensa pueda estar sujeta a la excomunión, debe abstenerse de recibir la Sagrada Eucaristía hasta tanto la absolución de los pecados y de la excomunión haya sido otorgada. Un factor que complica esta situación, es cuando intencionalmente se oculta el pecado mortal (aborto) o el conocimiento de la excomunión, esto invalida todas las otras absoluciones recibidas por los otros pecados cometidos, desde el momento en que se comenzó a ocultar este pecado. Ocultar conscientemente un pecado mortal o una excomunión, significa que aún después de haber sido dada la absolución por el sacerdote, debido a la falta de honestidad de parte del penitente, el pecado no queda perdonado. La absolución no es mágica, depende del sincero arrepentimiento de todos los pecados mortales conocidos y un firme propósito de enmienda. Estos pecados deben ser nuevamente confesados, como parte integral de una buena confesión. Este no es el caso de la persona que desconocía que lo que estaba haciendo era pecar ante los ojos de Dios y de la Iglesia, de lo cual se enteró más tarde. Como no ocultó de la confesión lo que sabía que era pecado, sus previas confesiones son válidas. La Iglesia hace todo el esfuerzo posible para facilitar El Sacramento de la Penitencia y obliga a los sacerdotes a mantener también la anonimidad (Canon 964). Realmente no hay excusa válida para demorar el pleno regreso a los Sacramentos. Todos los que han cometido un aborto deben regresar a casa, a Cristo y a la Iglesia.
LA MORAL NATURAL PROGRESISMO CRIMINAL
EL ABORTO: LICENCIA PARA MATAR NIÑOS INOCENTES E INDEFENSOS
"Antes de formarte en la matriz te conocí para Mí; antes que nacieras te consagré." (Jeremías 1, 5) EL ABORTO es sin duda el mayor genocidio de todos los tiempos: 50 millones de niños asesinados cada año en el mundo, un auténtico crimen contra la Humanidad. La realidad de la vida es objetiva: desde que el óvulo y el espermatozoide se unen existe ya un nuevo ser vivo con todas sus características definidas. La Genética demuestra que en el óvulo fecundado se halla el código entero del futuro hombre, desde el color de los ojos a la forma de los labios; por tanto el secreto de la vida se inició desde la misma fecundación. Todas las células de una persona tienen el mismo código genético, pero en el caso del embrión el ADN es distinto, es el de otra persona que no forma parte del cuerpo de su madre, aunque dependa de ella. Cada embrión es una criatura humana que debe ser tratada y respetada como tal. No podemos ser nosotros los que decidamos, ni en casos de enfermedad ni por otras razones, quien es adecuado para vivir y quien debe ser eliminado. Si matamos a los niños no nacidos que padecen alguna subnormalidad, a los que son producto de una violación y a los que suponen "una carga excesiva para sus madres", entonces ¿por qué no matamos también a todos los niños ya nacidos que son pobres, a los discapacitados, a los ancianos, a los enfermos, a los negros, a los homosexuales, a los abortistas, a todo el que no sea ario, a los que nos caigan mal, etc. Esta es la dura mecánica del aborto: si justificamos el crimen, nos estamos poniendo al nivel de lo que pasó en la Alemania nazi con el exterminio de los judíos y otras razas. La vida humana es un valor que está por encima de cualquier otra consideración ideológica. Y no es sólamente el niño la víctima. Todas las evidencias demuestran que una gran cantidad de mujeres, sino la mayoría, sólo acceden al aborto bajo presión de sus parejas o de un entorno hostil. Es una forma extrema de violencia de género. Para ellas, recordamos las palabras del Papa Juan Pablo II: «Una reflexión especial quisiera tener para vosotras, mujeres que habéis recurrido al aborto. La Iglesia sabe cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad. Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación [la Confesión]. Os daréis cuenta de que nada está perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor. La iglesia católica también advierte acerca del pecado que comete tanto la persona que aborta como los que colaboran en ello. La Iglesia Católica entiende por aborto la muerte provocada del feto, realizada por cualquier método y en cualquier momento del embarazo desde el instante mismo de la concepción. El que procura un aborto, la Iglesia lo castiga de modo riguroso, queda excomulgado. Esta excomunión es “Latae sententiae" , que quiere decir automática, así como los que hayan cooperado positivamente, incurren en irregularidad, que es el impedimento perpetuo para recibir órdenes sagradas. La Excomunión de un católico le impide recibir los Sacramentos mientras no le sea levantada la pena: no se puede confesar válidamente, no puede acercarse a comulgar, no se puede casar por la Iglesia, etc. El excomulgado queda también privado de desempeñar cargos en la organización de la Iglesia.