San Francisco se encontró con un grupo de obreros, y le preguntó a uno:
–– “¿Ud. para qué trabaja?”.
El otro le respondió:
–– “Porque no hay otro modo de poder vivir”.
Pasó al segundo y le hizo la misma pregunta:
–– “¿Para qué trabaja?”.
–– “Para mantener mi familia” –respondió el hombre.
Al llegar al tercero le repitió la pregunta, y el buen hombre respondió:
–– “Yo trabajo para colaborar con Dios en el progreso del mundo, y para conseguir mi eterna salvación”.
San Francisco aplaudió y exclamó:
–– “Este amigo sí que ha descubierto el fin para el cual fue traído al mundo”.
Descubrir el fin de las cosas
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