Crecerás cuando te decidas a cambiar interiormente y aprendas a dar frutos.
Todo ser humano es capaz de crecer interiormente cuando:
- No hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.
- Acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla.
- Acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.
- Asimila lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir.
- Se supera, se valora, y sabe dar frutos.
- Abre camino dejando huellas, asimila, experiencias… ¡Y siembra raíces!.
- Se impone metas, sin importar comentarios, ni prejuicios; cuando da ejemplo sin importarle burlas, ni desdenes; cuando cumple con su labor, sin importarle los otros pareceres.
- Se es fuerte por carácter, sostenido por formación, y sensible por temperamento….! Y humano por nacimiento!.
- Enfrenta el invierno aunque pierda las hojas. Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo.
- Es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse, con residuos de flores….! Y de encenderse con residuos de amor…!
- Ayuda a sus semejantes, se conoce a sí mismo y da a la vida más de lo que recibe.
- Se planta para no retroceder… Cuando se defiende como águila para no dejar de volar….! Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.
Entonces… ¡Uno crece!
¿Cómo crecemos?
Cuando callas
Guardar silencio puede ser una muestra de sabiduría y prudencia, pero también un signo de temor y complicidad.
Cuando callas, también hablas de ti mismo.
Cuando callas un secreto, conozco tu fidelidad de amigo.
Cuando callas tu propio dolor, conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno, conozco tu impotencia y tu respeto.
Cuando callas ante la injusticia, conozco tu miedo y tu complicidad.
Cuando callas ante lo imposible, conozco tu madurez y dominio.
Cuando callas ante la estupidez ajena, conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos, conozco tu temor y cobardía.
Cuando callas ante lo que ignoras, conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios meritos, conozco tu humildad y grandeza.
El Silencio es el tiempo donde el sabio medita,
La cárcel de la que huye el necio
Y el refugio donde se esconden los cobardes.
Siembra para ser tú mismo…
George Eliot (1819-1880)
http://encuentra.com/reflexiones_de_valor/cuando_callas_14315/
Una historia de milagros
Todos los días suceden milagros, tener vida es uno de ellos…
res personas iban caminando por una vereda de un bosque; un Sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante -alumno del Sabio-.
Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al Sabio dijo:
- Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que incluso puedes hacer milagros.
- Soy una persona vieja y cansada… ¿Como crees que yo podría hacer milagros? -respondió-
- Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos… esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.
- ¿Te referías a eso?… Tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso… no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.
- Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces… muestrame un milagro para poder creer en tu Dios.
Ante la insistencia de aquél hombre poderoso, el Sabio aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó:
- ¿Esta mañana volvió a salir el sol?
- Si, claro que si.
- Pues ahi tienes un milagro….. el milagro de la luz.
- No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra…. mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.
- ¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos dias?.
- ¡Si! Fue varón y es mi primogenito.
- Ahi tienes el segundo milagro…. el milagro de la vida.
- Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro…
- ¿Acaso no estamos en época de cosecha? Hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo habia tierra…
- Si, igual que todos los años.
- Pues ahí tienes el tercer milagro…
- Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero…
Sus palabras fueron cortadas por el Sabio, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no poder hacerle comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado señaló:
- Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podia hacer por ti… Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer.
Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El Sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el Sabio y su alumno, el Sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, soplo sobre el y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado:
- Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por que lo haces ahora que no puede verlo?
- Lo que el buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno… no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. Cuando aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido. Entonces te darás cuenta de que Su Misericordia sobrepasa con sus milagros más de lo que tú podrías imaginar o pedir.
http://encuentra.com/reflexiones_de_valor/una_historia_de_milagros_14366/
Ponerse en el lugar de los demás
Este breve relato habla por sí solo de la importancia de saber tratar a la gente. De cómo podemos ser una oportunidad para quien parece no merecerla.
«Había un joven que llevaba tres o cuatro minutos paseando una y otra vez por delante de la oficina y mirando al interior. Por fin —cuenta William Saroyan— entró y fue al mostrador. Spangler lo vio y salió a atenderlo. El joven sacó un revólver del bolsillo derecho del abrigo y lo sostuvo con mano temblorosa: “Déme todo el dinero. Todo el mundo está matando a todo mundo, así que no me importa matarlo a usted. Ni tampoco me importa que me maten. Estoy nervioso y no quiero problemas, así que déme todo el dinero deprisa”.
»Spangler abrió el cajón del dinero y sacó el dinero de diversos compartimentos. Colocó el dinero, billetes, paquetes de monedas y monedas sueltas, sobre el mostrador, delante del chico: “Te daría el dinero de todos modos, pero no porque me estés apuntando con un arma. Te lo daría porque lo necesitas. Ten. Es todo el dinero que hay. Cógelo y luego toma un tren a casa. Vuelve con los tuyos. Yo no informaré del robo. Pondré el dinero de mi bolsillo. Aquí hay unos setenta y cinco dólares.”
»Esperó a que el chico cogiera el dinero, pero el chico no lo tocó. “Lo digo en serio, coge el dinero y vete. Lo necesitas. No eres ningún criminal y no estás tan enfermo como para no poder curarte. Tu madre te está esperando. Este dinero es un regalo que yo le hago. Si lo coges no serás un ladrón. Tú coge el dinero, guarda ese arma y vete a casa. Tira el arma en alguna parte, así te sentirás mejor.”
»El joven volvió a guardarse el arma en el bolsillo del abrigo. Luego se tapó la boca con la mano temblorosa que había estado sosteniendo el arma: “Lo que tendría que hacer es pegarme un tiro”. “No digas locuras —dijo Spangler, mientras juntaba todo el dinero y se lo daba al joven—, aquí está el dinero, cógelo, vete a casa y ya está. Si quieres, deja el arma aquí conmigo. Ten tu dinero. Si necesitas usar un arma para conseguir dinero, entonces es tuyo. Sé cómo te sientes porque yo me he sentido igual. Todos nos hemos sentido igual. Los cementerios y las prisiones están llenos de buenos chicos norteamericanos que han tenido mala suerte y han vivido malas épocas. No son criminales.”
»El joven se sacó el arma del bolsillo y se la pasó por encima del mostrador a Spangler, que la metió en el cajón del dinero: “No sé quién es usted, pero nadie me ha hablado nunca como me ha hablado usted. No quiero el arma y no quiero el dinero, y sí, me voy a casa. Vine hasta aquí gorreando el dinero y volveré gorreando.”
»”Ven aquí y siéntate”, le dijo Spangler. El joven fue a la silla contigua a la mesa de Spangler. Éste se sentó sobre la mesa. El chico tenía tuberculosis. Hablaron un rato. “Nada tiene sentido para mí. No me gusta la gente. No los quiero cerca de mí. No confío en ellos. No me gusta la forma en que viven ni la forman en que hablan ni las cosas en las que creen ni la forma en que se empujan los unos a los otros. Simplemente estoy cansado y harto y asqueado. No me interesa nada. No puedo darle las gracias lo bastante por lo que ha hecho usted y por la clase de ser humano que es usted, pero tengo que decirle que si usted me hubiera sido hostil le habría pegado un tiro. No he entrado aquí armado en busca de dinero. He entrado aquí con un arma para averiguar si usted era un hombre decente de verdad. Durante mucho tiempo he despreciado a todo el mundo, y de pronto, a miles de kilómetros de casa, en una ciudad extraña, he encontrado a un hombre decente. No me lo podía creer. Tenía que averiguarlo. Quería que fuera cierto, porque llevo años diciéndome: «Quiero conocer a un solo hombre no corrompido por el mundo para poder estar yo también no corrompido, y así poder vivir y creer.» No estaba seguro la primera vez que nos vimos pero ahora sí. No quiero nada más de usted. Ya me ha dado todo lo que quiero. No me puede dar nada más.”»
Este breve relato habla por sí solo de la importancia de saber tratar a la gente. De cómo podemos ser una oportunidad para quien parece no merecerla. De que muchos hombres tienen unas razones misteriosas que le empujan a obrar de una manera equivocada, pero pueden cambiar. Siempre es mejor no hacer juicios precipitados, descubrir lo que realmente el otro necesita, ponernos en su lugar, situarnos dentro de sus sentimientos. Así seremos más justos.
Hacer Familia nº 151, X.06
http://www.interrogantes.net/
http://encuentra.com/reflexiones_de_valor/ponerse_en_el_lugar_de_los_demas_14382/
La orden del Padre (Secreto de Vida)
“Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente. Tengo el poder para darla y poder para recobrarla de nuevo, esa es la orden de mi Padre. Juan 10,18
En esta frase no solo se encuentra uno de los secretos de amor y de poder más grandes de la historia de toda la Creación, antes y después de ella. Además se nos regala un secreto de vida, un secreto para vivirla de manera que todo sea ganancia y nada pérdida. LO PRIMERO, es dejar claro que Jesús no fue obligado a morir, Él se ofreció, no había nadie capaz de pagar la deuda eterna de miles de generaciones anteriores y posteriores de seres humanos, y de Él nace, junto con el deseo del Padre y la asistencia del Espíritu, el darlo todo por todos, y la distancia entre lograrlo y no era milimétrica, pero Jesús no estaba a dispuesto a perder ni el más mínimo terreno de derecho en esto de dar, de amar, está escrito que nos amó hasta el final, hasta el extremo. Gran sorpresa se llevarían los verdugos al tomar su brazo para crucificarlo y no encontrar la menor resistencia; durante años se ha querido buscar el culpable, decidir quien mató a Jesús, cuando lo cierto es que fue totalmente voluntario, lo importante acá no es el verdugo, es la Víctima, totalmente inocente y totalmente capaz de salvarnos con su muerte. LO SEGUNDO, nos queda de tarea, “a mí nadie me quita la vida, yo la doy”... esa decisión te debe de acompañar día a día, momento a momento y decisión a decisión. Aterrizando: tú eliges (la lista es amplia, empecemos con los más cercanos) si tu esposa o esposo te quita tu tiempo o mejor decides dárselo, tú eliges si tus hijos te quitan tu sagrado tiempo de vida o mejor decides invertirlo al dárselos libremente, sin que nadie sienta o crea que le están quitando nada a nadie. Tú eliges si hasta TÚ te quitas tu tiempo o te lo das, porque hasta tú puedes sentir que te quitas tu tiempo, perdiendo el PODER, porque es un poder el dártelo. Dar en el amor y por amor, no es solo una decisión, es un PODER que tiene el amor en ti, y con ese llegas a afectar positivamente y con total alegría todas tus decisiones y todas las circunstancias de tu vida. Total, dice Jesús: esa es la orden del Padre.
http://tinvalro.macmate.me/tinvalro.macmate.me/Un_dia_a_la_vez/Entradas/2013/3/29_La_orden_del_Padre_(secreto_de_vida).html
No hay amor más grande...
“No hay amor más grande, que dar la vida por los amigos”. Juan 15,13
Esas palabras habían sido dichas por Jesús a sus más cercanos, incluso puede que varias veces; la frase es un testamento y un faro para medir la profundidad de una relación. Pero con todo y eso, no era ni fácil, ni normal, el unir el dato a una resurrección, de por sí solo aplicable hasta hoy al Señor; la promesa de resucitar es para todos, la de amar dando la vida se tiene que dedicar a los que se la merezcan. Lo primero que puede llegar a la cabeza por lógica histórica es la parte heroica del pensamiento, pues es en circunstancias límite en donde el hombre saca la casta o el cobre, y el pensar en dar la vida de esta forma está muy ligada en imagen al bombero, al soldado, a la persona que lo tiene que experimentar en forma extrema y probarlo. Hace muchos años en México cuando se peleaba por un cambio democrático en el país, uno de sus principales promotores y exponentes decidió ponerse en huelga de hambre hasta que no hubiese un cambio, en medio de su protesta se le acercó otro de los grandes pensantes del movimiento, aunque de otra corriente política, y le dijo que mejor se muriera de a poco y no de un tirón por el bien del proyecto de País. Habrá casos como el de Nuestro Señor en donde es más que evidente el hecho de morir por los que se ama, ofreciendo la vida en oblación (entendiendo la magnitud del sacrificio de Jesús); pero hay otros casos que son de dar la vida poco a poco, día a día, segundo a segundo: los padres de familia que por amor los suyos lo dan todo sin que a nadie eso le llame la atención: salir a trabajar siempre y sin quejarse; los que trabajan en diferentes llamados humanitarios y lo dan todo por aquellos que por amor les toca atender; el buen sacerdote o religiosa(o) que por Amor a Dios y a las ovejas va muriendo en tiempo y salud sin que nadie lo perciba, etc. Es ir dando porque se se ama, y en ese dar al final en la suma total, está la misma vida ofrendada, y esa semilla que muere da mucho fruto. Allá en el cielo descubriremos con agradable sorpresa a tantos que dieron todo y aún sin saberlo nosotros fuimos amados por ellos en su ofrenda de amor. Mientras, por acá agradece a Dios por aquellos, que aunque, con total imperfección, te aman dando poco a poco su vida por ti, y revisa tu dar, porque al final, tu amigo principal sigue siendo Dios, y ahora es por Él que das y mueres un poco cada día, pero morir amando es morir viviendo.
http://tinvalro.macmate.me/tinvalro.macmate.me/Un_dia_a_la_vez/Entradas/2013/3/30_No_hay_amor_mas_grande....html
Si Cristo no hubiera resucitado...
“Y si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación y no sirve de nada la fe que ustedes tienen” 1 Corintios 15,14
Esa sensación, que no se le desea a nadie, de haber dado todo de uno mismo, el esfuerzo total, en el área que sea, y que al final de manera trágica, vengas a descubrir que nada valió la pena, que no sirvió para nada, es de un sabor tan amargo, que no son pocos los que pueden caer en una depresión total después de un choque de frente como eso. Siempre está en los más positivos buscarle el lado amable a las cosas, ver algún resultado valioso en el más mínimo de los logros, pero no hablamos nada más de las ganas que se le ponen a las cosas, sino de algo más allá de las cosas, personas, o proyectos en sí, a las que les hayas puesto ganas totales y al final no sirvan para nada, porque desde el principio eran, tristemente, un farsa; eso te destruye y deja una sensación de vacío y traición que a veces tiene capacidad de matar el alma y dejarla sin sensibilidad alguna. En nuestra Fe y desde ahora, ve sabiendo (que no coleccionando) la cantidad de errores, metidas de pata, patanes y farsantes, (famosos o no), proyectos de aire acondicionado lejano a las realidades humanas, fallas personales, ajenas y/o grupales con disfraz de Iglesia, que al final, o son vacíos, o son el mal disfrazado de bien. Todo se puede derrumbar, todo, pero mientras el hecho de que en una Cruz se nos amó siga en pie, y además que una tumba quedó vacía al tercer día también por amor a nosotros, mientras eso no se caiga, todo está en su lugar. En la Cruz se nos mostró y probó el Amor, en la tumba vacía: su Poder, su firma, su gritarnos con hechos... ¡listo, ahí está, probado y comprobado!... ¿algo más?. Es Jesús el que hace que todo esto valga la pena, el que sostiene todo al final, en el que se explica todo y en Quién se deposita lo inexplicable, en fin, solo quería que supieras que tu trabajo, cansancio, tu compartir a Dios, tu todo, vale la pena y no es vacío, gracias a todo esto a Jesús Resucitado y al plan de amor que el Padre pudo colocar sobre sus hombros. Animo y felicidades.
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¿A qué se parece?...
“Jesús dijo entonces: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”. Lucas 13 18-19
No hay mayores requerimientos, lo que se pide es hacerlo, atreverse, en pocas palabras sembrar. Nuestra humanidad siempre tiende a soñar con grandes cosas, grandes alcances y logros, acá en el continente americano al sueño de prosperar en USA se le llama el “sueño americano”. En su base eso no tiene nada de maldad, solo que no se puede pensar en llegar si no se ha empezado a caminar. Bien dice el refrán “para alcanzar un sueño hay que estar despierto”. De facto el gran error de muchos es despreciar por pequeño, por ínfimo, porque no promete a los ojos de nadie cualquier proyecto, y no han sido pocas las veces que hemos despreciado ideas de Dios disfrazadas de pequeñez. En nuestro haber visual podemos contar con un bebé en Belén, un condenado a la Cruz en Jerusalén, un pancito al que llamamos Hostia en las celebraciones de la Iglesia, en fin... que la mercadotecnia de Dios y el gusto de Dios por engañar a los grandes y expertos no ha cambiado mucho. Puede que esté hablando de ti, mientras lees esto debo recordarte que Dios se ha atrevido a creer en ti, pero tu proyecto no puede depender de nadie para empezar, excepto de ti... “un hombre sembró”... (entiéndase generacional hombre, mujer, joven, anciano, humanidad al fin). Dios lo planeó, Dios sueña igual que tú, y su proyecto en ti y contigo puede y debe llegar más lejos de lo que crees, pero el detonante eres tú, el que se atreve al final eres tú, y el motivo no es otro que hacer tu parte en el Reino de los cielos, donde te haya tocado y con quien te haya tocado. Cuando tengas una visita al mercado pregunta por las semillas de mostaza, y si quieres compra unas cuantas, una de ellas déjala en tu mesa de noche en tu cuarto como recordatorio de la parte que te toca hacer para Dios. Se vale soñar, pero lo nuestro no es suerte, es Dios creyendo en ti, te recuerdo que lo único que se comienza desde arriba es un hoyo.
http://tinvalro.macmate.me/tinvalro.macmate.me/Un_dia_a_la_vez/Entradas/2013/4/5_A_que_se_parece....html
“Mis palabras... no pasarán”.
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Marcos 13,31
Si esta frase, o una frase como esta se la escuchamos a cualquiera hoy, pobre o rico, conocido o famoso, lo menos que vamos a pensar es que ya no se encuentra en sus cabales, eso por tratarlo con cariño en el comentario. En retrospectiva nos topamos, dos mil años más tarde, que la frase no era tan ridícula después de todo, pues hay palabras, frases, ejemplos, que salieron de la boca de Jesús y que hoy, dos siglos más adelante, permanecen con vigencia, con peso, y para los que lo seguimos con vida total. Pero aún ahí, nos quedamos cortos, porque no es solo la vigencia de las palabras a través del tiempo lo que aquí se dice, si no hasta donde, y después de qué, es que permanecen. Jesús afirma que después de que todo lo que conocemos como cielo y tierra hayan pasado, sus palabras seguirán ahí, pero eso no solo está en el dicho o en lo dicho, si no en Quien lo dice, su afirmación implica que Él estará al final de todo, y que como un bumeran lanzado desde el principio de la creación se regresará a su autor sobreviviendo no solo por la calidad de las palabras, si no por Aquel que las dijo, y que al final se revela como Aquel que Es La Palabra. O sea, Él que es el principio, y por quién fueron hechas todas las cosas, estará a final, y la misma eternidad estará sometida su Persona. Entonces toca que revises si conoces sus palabras, no de memoria, si no de experiencia. Y que además aterrices qué Palabras de su Boca han salido para ti y por ti, porque frente esas Palabras nos presentaremos al final de todos los tiempos, frente a Él, que NUNCA PASARÁ.
http://tinvalro.macmate.me/tinvalro.macmate.me/Un_dia_a_la_vez/Entradas/2013/4/7_Mis_palabras..._no_pasaran..html
La cosecha llegará...
“No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos”. Gálatas 6,9
No tendría caso este consejo si no se hubiera necesidad de él. Dice una canción del gran Facundo Cabral: "Perdóname Señor, pero a veces me canso de ser un ciudadano". Y no son pocos los que se identifican con estas letras. Cualquier cosa que reclame de ti tu esfuerzo, tu energía, tu tiempo y tu corazón, tarde o temprano va a cansarte por lógica y no por otra cosa. En nuestra cultura occidental el cansancio queda muy ligado a la falta de fe, al desgano, y a cosas básicamente negativas. Pero cansarse es de humanos, y el gran error sería pelearse contra eso en lugar de reconocerlo y hacer lo que corresponde cuando hay cansancio: ¡procurar descansar!. Una de las frases más recurrentes que vas a escuchar en la boca de los que tienen cerca su momento de morir es que están cansados. Es claro que en muchos casos es el cansancio de la derrota, del no tener sentido, del gran vacío, y al final lo que se busca es un descanso final, para todos liberador, pero también, para muchos, la meta esperada después de tanto esfuerzo. No hay nada de malo estar cansado, lo que puede cambiarse es la frase que lo expresa, en lugar de "estoy cansado" decir "necesito descansar", parece poca cosa pero una de ellas refleja una necesidad y la otra lo identifica. Descansar para no cansarse, es la simple lógica que a muchos les cuesta poder plasmar en hechos, no son pocos los que o, no saben descansar, o consideran que descansar es prácticamente pecado, y eso es, valga la ironía...ES MUY CANSADO de cargar. (O sea, si estar cansado es malo, y si descansar es pecado, entonces eso es parálisis del alma) El mismo descanso de Dios al séptimo día fue recrearse, ver su creación; de ahí que cuando digo descansar está implícito el hacer otras cosas que descansen tu mente y tu corazón, que te hagan retomar fuerzas de toda índole para seguir. Se vale ser mañoso en esto de cansarse y descansar, hacer el bien no es solo hacerlo siempre, si no saberlo hacer; la cosecha llegará y es bueno que hayas sabido que hacer cuando desfallecías, ánimo entonces en tu cansancio, la cosecha llegará.
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Ante la ruina...
“Antes de la ruina el hombre se llena de soberbia, pero la humildad precede a la gloria” Proverbios 18,12
Hagan uso de su imaginación más simple y piensen en un desfile en el que primero pasa la soberbia: campante, imbatible, llena de seguridad basada en apariencias y tenencias, en fuerza y poder, en fin...puro esteroide de personalidad; y detrás de ella una multitud incontable de gentes que la siguen, que confían en ella, y que de facto han aprendido a vivir de ella y con ella. Todo desfile tiene un final, y en el caso del orgullo, la vanagloria y la soberbia... el final es terrible, es la nada, es la ruina. Decía el gran San Agustín, “la soberbia no es grandeza... es hinchazón”. Se pierde toda realidad cuando llegamos a creer que somos y valemos por lo que tenemos, hacemos, o por la gente que está bajo nuestro cargo o que trabaja para nosotros; pensar y presumir que eres, existes y vales por eso es igual a que un globo lleno de helio se crea transbordador espacial solo porque puede volar un poco más que otros, en cuanto se acabe la gravedad le toca explotar, eso si no se desinfla antes, es ser nada y presumir serlo todo. POR EL OTRO LADO, imagina un desfile en el que pasa la humildad...(es interesante pensar que llega a tu cabeza cuando piensas en ella). La humildad viene caminando, sin aspavientos, sencilla y básicamente feliz. Porque la humildad y la felicidad conviven siempre y se alimentan mutuamente pues no se engañan entre ellas. No trae ningún adorno, la gente de hecho no la sigue, la rodea, casi no se le puede ver pues todos los que los que están a su lado le son muy similares, ella influye bien a todos, por eso la imitan, la pueden saber cerca y amiga sin necesidad de trámites extraños. Nadie llama la atención más que los otros, y todos admiran las diferencias y riquezas de los demás presentes en el desfile de la vida con humildad, por humildad. Sí es un desfile, pero la humildad hace que todos sean los importantes en la marcha, todos son el desfile y ninguno debe faltar pues la humildad coloca a cada uno en donde debe de ir y de disfrutar el desfile de la vida. En algún momento se perdió el concepto de desfile y todo pasó a ser un todo en donde cada cual es auténtico y se alegra de que los otros también caminen a su lado. Por eso no hay final, se hizo tanto bien cuando pasó la humildad que lo que va dejando es ganas de vivir, de seguir, lo que se podría haber llamado un desfile no acaba de tantos que se unen con alegría en el camino. Ser feliz es la Gloria, y ese es el final del desfile de la humildad. Somos humanos, y es vital primero descubrir en cual desfile vamos, al mismo tiempo estar atentos de nuestras palabras, accciones y reacciones, pues ellas nos van a decir que sigue después, si la Gloria o la Ruina. Pídele al Espíritu Santo el don de estar en el desfile correcto y de ayudar a muchos a estarlo también. Sé tú mismo, tú misma, ámate y estarás camino a la Gloria pues la humildad camina contigo, no podrías ser tú si no fueras humilde. Por cierto la humildad nunca va a detener una virtud que te bendiga o te haya sido dada para bendecir a Dios y a los tuyos con tu vida, por el contrario la va a motivar y a desarrollar sin miedo, tan mal es la soberbia como la falsa humildad, ámate y deja que Dios te ame.
http://tinvalro.macmate.me/tinvalro.macmate.me/Un_dia_a_la_vez/Entradas/2013/10/26_Antes_la_ruina_o_antes_de_la_gloria....html
Abre tu boca en favor de...
“Abre tu boca en favor del mudo y en defensa de todos los desamparados; abre tu boca, juzga con justicia y defiende la causa del desvalido y del pobre”. Proverbios 31,8-9
Hoy, muchos siglos después, vemos que no hay que cambiarle una letra a este pasaje. En todo el libro de los Proverbios se ha venido hablando de conocimiento, del respeto a Dios que se convierte en sabiduría en nuestra vida; de verlo, seguirle y hacerlo realidad en lo cotidiano. Y ciertamente al dejar que Dios, que es el Justo, vaya haciendo de las suyas en nuestro ser, en algún momento del camino tiene que aparecer el hecho de que desde nuestro privilegio tengamos que ser bendición para otros que nos van a necesitar como su voz, su posibilidad de hacer justicia. Y si hace siglos esto ya existía, hoy permanece y se complica igual, pues podrá variar el sistema, capitalista o socialista, derecha o izquierda, cristiano, musulmán o budista, llámese como se llame el partido o el caudillo en turno (ojalá entendieran lo pasajero de su poder), comprobado está que no hay un sistema que se salve de no cometer injusticia. Elige el país que gustes, en cada uno habrá un grupo reclamando justicia y al que se le debe justicia: desde las damas de Blanco en Cuba, hasta las Madres de Plaza Mayo en Argentina, los migrantes en USA etc. Obvio es que no te puedes aliar con cien causas porque no atenderías ninguna como se debe, Dios no juega al gato y al ratón en esto, te ha capacitado para algo, y ha puesto en tu vida y cercanías a las personas por las que quiere que hables, que digas, que intercedas. La gama es total, muy amplia. Revisa la descripción del pasaje: MUDO: aquel al que no se le permite hablar, al que no se le deja hablar. Desde el feto no nacido, hasta la mujer explotada, el trabajador sin garantías, el migrante esclavizado, etc... No hay que ir lejos de tu barrio para encontrar todo esto. DESAMPARADOS: la palabra lo dice todo, están a la intemperie en la vida, nadie responde por ellos y a nadie le interesan. Pero eso sí, se te pide que seas justo, en el análisis final de la persona, no por ser pobre se es justo y no por ser rico se es malo por naturaleza. Hay muchos que reclaman, pero en su reclamo está el paternalismo descarado de querer todo y a la mano, casi que les pongan el pan en la boca para hacer el menor esfuerzo. Es terrible cuando esa clase de personajes se esconden detrás de una causa. Y está el clásico rico que se lava las manos con una buena causa mientras explota a miles con otra causa, según ellos justificada. Al final no tiene que ver la clase social en tu nivel de respuesta a Dios para ser profeta y asistir sabiamente a los que lo necesitan, los grandes hombres y mujeres de Dios que han sido luz y sal para las sociedades de su tiempo no han sido necesariamente de una clase social en particular, lo que les ha pasado es que han tenido un encuentro con el Amor y la Justicia y eso ahora es parte de ellos y de su forma de vivir. No te toca inventar nada, pero si hacerte parte de lo que realmente funcione: por ejemplo, darle un peso al chico de la calle que limpia los parabrisas no es malo, pero es infinitamente mejor apoyar al cien por ciento a una entidad que trabaje con niños de la calle, ya sea con tu tiempo, tu economía y tus conocimientos. Esto para dar una forma eficiente de involucrarte y de hacer la ayuda más integral al final. No esperes una luz divina del cielo y un ángel que se te aparezca diciéndote a que grupo o causa debes atender y ayudar. Descubre en ti tus capacidades y ten la certeza de que Dios ya ha puesto en tu camino a las personas con las que debes aliarte para ayudar a los que han quedado desvalidos y en una pobreza total, de derechos, de educación, de dignidad. La orden está dada, Dios te va ayudar y eso va a terminar de hacer tu vida completa y feliz.
http://tinvalro.macmate.me/tinvalro.macmate.me/Un_dia_a_la_vez/Entradas/2013/10/11_Entrada_2.html
El Padre de la Mentira
"Tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira".
El tiempo lo ha demostrado, la mentira tiene piernas cortas, no dura mucho, pero sí es probable que en su poca y breve vida, tenga la capacidad de hacer daño de grandes dimensiones. Si en el demonio no hay verdad, en Dios no hay mentira, de ninguna especie. La mentira es una cárcel que te vas construyendo tú solo y de la que crees tener control (eso, ya de por sí es una mentira), y conforme tenga más presencia o infiltración en ti (en cualquier presentación), en la misma medida el Mal va tomando posesión de los terrenos de tu alma y espíritu hasta encarcelarte, pues para hacer que una mentira pueda perdurar un “poco más”, debes vivir llenando de más mentira tu entorno. No le des ningún chance, ni ningún espacio, cuando un padre tiene varios hijos, sea el mayor o el menor, aunque sean de diferente edad, son siempre sus hijos. Por eso sea como sea, del tamaño que sea, de la forma que sea, no dejes que el Mal ejerza ninguna paternidad en tu vida. Confiésate hijo e hija de Dios, (en voz alta) reconócete como tal, y esa VERDAD empezará a alejar de ti cualquier filiación con el Padre de la mentira.
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Esta guerra es de Dios
"Así les habla el Señor: No teman ni se acobarden ante esa gran muchedumbre, porque esta guerra no es de ustedes sino de Dios". 2 Crónicas 20,15
La historia alrededor de este versículo es de película de suspenso, los Israelitas están a punto de ser invadidos por una serie de ejércitos que los sobrepasan por mucho, y llevan todas las de perder. El rey en turno, Josafat, que era un rey bueno, según el corazón de Dios, llama al pueblo para orar y humillarse delante del Templo para buscar al Señor. En medio de esta oración Dios le habla a través de uno de los profetas ahí presentes, y como inicio del discurso les da este recordatorio: “esta guerra no es de ustedes, es de Dios”. Se los dice con la misiva de que se pongan a tono con lo que Dios les va a pedir, porque hay que pelearla por Dios y al estilo de Dios, con las reglas y estrategias de Dios, es un aviso de que el Señor responde a sus asuntos y no nos deja abandonados en medio de la batalla. Se puede correr el peligro real de pensar relajadamente que si esta guerra es de Dios entonces no tiene caso meterse en pleitos ajenos y mejor lo dejamos por la paz, pero eso no es ni pensable, ni posible. Si somos sinceros nos descubrimos siempre en medio de mil batallas externas e internas a las que no le encontramos muchas veces sentido por lo demandantes y agotadoras que son, sean de quien sean se desarrollan dentro de nosotros y vemos como vamos perdiendo las batallas en especial por no encontrarle sentido a muchas cosas. Entonces, lo que viene a darle luz a todo lo que vivimos, lo que viene a calmar y a ubicar todas las luchas que tenemos que pasar es el saber que Dios está en la jugada, y que en Él encontramos nuestro principal aliado para vencer lo que haya que vencer en nuestras vida, al interno y al externo. Pablo diría siglos después que nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra otro nivel de potestades, por lo que es un hecho que estamos muy lejos de comprender la dimensión de las cosas en las que estamos metidos a nivel espiritual. Como sea por nuestra misma humanidad, estaremos siempre metidos en conflictos y luchas internas y externas, lo que toca es tomar nuestras guerra y hacerla de Dios, aliarnos con y por Él, y sin cargar lo que no se puede cargar, hacer nuestra parte que por pequeña que sea en esta batalla es vital. El hecho de que la guerra de nuestra vida sea de Dios nos debe de calmar y hasta de alegrar, pero es un hecho que no nos va quitar el hacer nuestra parte. En el contexto del pasaje una de las peticiones vitales que se le hace al todo el pueblo es tomar sus posiciones en la batalla y contemplar la Salvación del Señor; por ello colócate en Sus Manos, descubre junto con Él cuál es tu parte y posición en la estrategia de toda la batalla, y contempla a Jesús: ¡Él es la Salvación del Señor!; recuerda que al verlo no solo vemos un aliado en la batalla, sino Al Vencedor de la batalla, ahora la frase está completa esta guerra es de Él y Él ya venció en esta guerra, felicidades estás en el bando correcto con el líder correcto. Disfruta de tu batalla.
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Dios juzgará al justo y al malvado
"Yo he visto algo más bajo el sol: en lugar del derecho, la maldad y corrupción; y en lugar de la justicia, la iniquidad. Entonces me dije a mí mismo: Dios juzgará al justo y al malvado, porque hay un tiempo para cada cosa y para cada acción”. Eclesiastés 3,16
Ojo que se trata de un pasaje de hace Cuatro Mil años, y parece un reporte del noticiario de hoy, o bien del chisme político de moda en nuestros países. Cuando se dice corromper se habla textualmente de echar a perder algo bueno, dañar o ver como se pudre algo que podía dar cosas buenas de sí. Se corrompen sistemas, personas e instituciones, produciendo esto una tristeza en el alma muy difícil de consolar, a la vez que un clamor de justicia que queda sin satisfacer por lo menos en los parámetros que quisiéramos para ver un juicio justo en acción. El autor de este escrito se da cuenta de que esto existe, pero tiene la vista un poco más arriba de la mayoría y está claro de que Dios al final, no va a dejar pasar nada sin antes haberlo filtrado por su juicio. Dice un viejo refrán que: “el poder corrompe…y el poder absoluto, corrompe absolutamente”. No es por nada que en la liturgia una vez que terminamos de decir juntos y en voz alta la oración del Padre Nuestro, confesamos a todas luces y como respuesta final: “Tuyo es el Reino, tuyo es el poder y la Gloria… por siempre Señor”. No son pocos los casos en los que la vida sigue dando vueltas y después de mucho tiempo pasa factura y cobra justicia. Hasta programas de televisión hay a este respecto en los que casos congelados por falta de pruebas reviven y vienen a ejercer castigo con el que se creía salvado por la mentira. El mismo Jesús diría que en cuestión de violencia nos ponemos un estigma encima que nos condena al final con la misma medida: “el que a espada vive, a espada morirá”. Si eso llega a pasar en nuestro muy breve ciclo de vida, ¿qué será en frente del Trono Mayor?, en donde no hay salida posible, a menos que Jesús sea tu abogado defensor. El autor de Eclesiastés ni siquiera se complica en llegar a esta conclusión, lo deduce, se da cuenta de que todo tiene un tiempo, y de que no hay nadie que pueda romper la regla. El mismo Jesús la cumple, pues como ser humano que era, muere, pasa el juicio con toda inocencia, pero hace la excepción superando todo y resucitando, que es el plan magistral para nosotros también. Se vale pedir justicia, se debe pedir justicia, pero igual debes descansar en Dios que no acostumbra a quedarse con nada, aplíquese a bondad o a juicio, de él nadie puede burlarse, y la verdad, si lo vemos como el escritor de Eclesiastés nos vemos bastante ridículos queriendo pensar que nada va a pasar, que nadie se va a dar cuenta, que no habrá consecuencias, frente a Dios que todo lo ama, pero igual todo lo ve. Y más que castigarnos hace que el peso del mal que hemos sumado nos ponga la sentencia que con toda simpleza quisimos para nosotros al final de nuestra vida. Ora por ti, ora por los que hoy creen que nada les pasará con el mal hacen a sus hermanos, pide a Dios Misericordia y deja en sus manos la justicia divina y final. Sé libre y que Dios te use para alimentar a los que tienen hambre y sed de Justicia.
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Los celos, las envidias y los cotilleos destruyen a las comunidades cristianas
Los cristianos deben cerrar las puertas a los celos, las envidias y las murmuración que dividen y destruyen a nuestras comunidades: es la exhortación lanzada por Papa Francisco, esta mañana, en la Misa, presidida en Santa Marta en las sexta jornada de oración por la unidad de los cristianos.
La reflexión del Papa ha partido de la primera lectura del día que habla de la victoria de los israelitas sobre los filisteos gracias a la valentía del joven David. La alegría de la victoria se transforma enseguida en la tristeza y en los celos del rey Saúl ante las mujeres que alaban a David por haber matado a Goliat. Entonces “esa gran victoria, afirma Papa Francisco, comienza a convertirse en derrota en el corazón del rey” en el que se insinúa, como sucede a Caín, “el gusano de los celos y de la envidia”. Y como Caín con Abel, el rey decide asesinar a David.
“Así funcionan los celos en nuestros corazones, observa el Papa, es una inquietud mala, que no tolera que un hermano o una hermana tenga cualquier cosa que yo no tengo”. Saúl, “en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere encerrarse en sí mismo, amargarse” y “cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura”.
“La envidia lleva a asesinar. La envidia lleva al asesinato. Ha sido esta puerta, al puerta de la envidia, por la que el diablo ha entrado en el mundo. La Biblia dice: ‘Por la envidia del diablo entro en el mal en el mundo’. La envidia y los celos abren las puertas a todas las cosas malas. También divide la comunidad. Una comunidad cristiana, cuando sufre, algunos de sus miembros, de envidia, de celos, termina dividida: unos contra los otros. Es un veneno fuerte este. Es un veneno que encontramos en la primera página de la Biblia con Caín”.
En el corazón de una persona golpeada por los celos y la envidia, destaca de nuevo el Papa, suceden “dos cosas clarísimas”. La primera cosa es la amargura: “La persona envidiosa, la persona celosa es una persona amarga: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe lo que es la alegría, siempre se fija ‘en lo que tiene aquel que yo no tengo’. Y esto lo lleva a la amargura, una amargura que se traslada a toda la comunidad. Estos son los sembradores de amargura, y el segundo comportamiento, que lleva a los celos y la envidia, son las murmuraciones. Porque este no tolera que el otro tenga algo, la solución es humillarlo, para que yo esté un poco más alto. Y el instrumento son las murmuraciones. Busca siempre y te darás cuenta de que detrás de una murmuración están los celos y la envidia. Los cotilleos dividen a la comunidad, destruyen a la comunidad, son las armas del diablo”.
“Cuantas bellas comunidades cristianas”, exclamó el Papa, iban bien, pero después en uno de los miembros ha entrado el gusano de la envidia y de los celos y, con esto, la tristeza, el resentimiento del corazón y las murmuraciones. “Una persona que está bajo la influencia de la envidia y de los celos, afirma, mata”, como dice el apóstol Juan: “Quien odia a su hermano es un homicida”. Y “el envidioso, el celoso, comienza a odiar al hermano”.
"Recemos por nuestras comunidades cristianas, para que esta semilla de la envidia no sea sembrada entre nosotros, para que la envidia no ocupe un lugar en nuestro corazón, en el corazón de nuestras comunidades y así podamos seguir adelante en la alabanza al Señor, alabando al Señor, con la alegría. Es una gracia grande, la gracia de no caer en la tristeza, en el resentimiento, en los celos y la envidia”.
http://www.aleteia.org/es/religion/articulo/papa-francisco-los-celos-las-envidias-y-los-cotilleos-destruyen-a-las-comunidades-cristianas-5874533928009728
Advertencia del Papa Francisco contra los celos, la envidia y el chisme
VATICANO, 23 Ene. 14 / 01:09 pm (ACI).- Que los cristianos cierren las puertas a los celos, envidias y habladurías que dividen y destruyen nuestras comunidades, fue la exhortación lanzada por el Papa Francisco esta mañana en la Misa presidida en la Casa de Santa Marta.
Según señala Radio Vaticano, la reflexión del Papa partió de la primera lectura del día que habla de la victoria de los israelitas sobre los filisteos gracias al coraje del joven David. La alegría de la victoria se trasforma rápidamente en tristeza y celos del rey Saúl ante las mujeres que alaban a David por haber matado a Goliat.
Entonces, “aquella gran victoria –afirmó el Santo Padre– comienza a convertirse en derrota en el corazón del rey” en el que se insinúa, como ocurrió con Caín, el “gusano de los celos y de la envidia”. Como Caín con Abel, el rey decide asesinar a David.
“Así actúan los celos en nuestros corazones –observó el Pontífice– es una mala inquietud, que no tolera que un hermano o una hermana tengan algo que yo no tengo”. Saúl, “en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere encerrarse en sí mismo, amargarse”, “cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura”.
“Los celos llevan a matar. La envidia lleva a matar. Justamente fue esta puerta, la puerta de la envidia, por la cual el diablo entró en el mundo. La Biblia dice: ‘Por la envidia del diablo entró el mal en el mundo’. Los celos y la envidia abren las puertas a todas las cosas malas. También dividen a la comunidad. Una comunidad cristiana, cuando sufre –algunos de los miembros– de envidia, de celos, termina dividida: uno contra el otro. Este es un veneno fuerte. Es un veneno que encontramos en la primera página de la Biblia con Caín”.
En el corazón de una persona golpeada por los celos y por la envidia, subrayó el Pontífice, ocurren “dos cosas clarísimas”. La primera cosa es la amargura.
“La persona envidiosa, la persona celosa es una persona amargada: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe qué cosa sea la alegría, siempre mira ‘qué cosa tiene aquel y que yo no tengo’. Y esto lo lleva a la amargura, a una amargura que se difunde sobre toda la comunidad. Son, estos, sembradores de amargura”.
La segunda actitud, explicó, “que lleva a los celos y a la envidia, son las habladurías. Porque este no tolera que aquel tenga algo, la solución es abajar al otro, para que yo esté un poco más alto. Y el instrumento son las habladurías. Busca siempre y tras un chisme verás que están los celos, está la envidia. Y las habladurías dividen a la comunidad, destruyen a la comunidad. Son las armas del diablo”.
“Cuántas hermosas comunidades cristianas van bien, pero luego en uno de sus miembros entra el gusano de los celos y de la envidia y, con esto, la tristeza, el resentimiento de los corazones y las habladurías”.
“Una persona que está bajo la influencia de la envidia y de los celos mata”, como dice el apóstol Juan: “Quien odia a su hermano es un homicida”. Y “el envidioso, el celoso, comienza a odiar al hermano”.
Para concluir, el Santo Padre pidió rezar “por nuestras comunidades cristianas, para que esta semilla de los celos no sea sembrada entre nosotros, para que la envidia no encuentre lugar en nuestro corazón, en el corazón de nuestras comunidades, y así podremos ir adelante con la alabanza del Señor, alabando al Señor, con la alegría. Es una gracia grande, la gracia de no caer en la tristeza, del estar resentidos, en los celos y en la envidia”.
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