“No hay amor más grande, que dar la vida por los amigos”. Juan 15,13
Esas palabras habían sido dichas por Jesús a sus más cercanos, incluso puede que varias veces; la frase es un testamento y un faro para medir la profundidad de una relación. Pero con todo y eso, no era ni fácil, ni normal, el unir el dato a una resurrección, de por sí solo aplicable hasta hoy al Señor; la promesa de resucitar es para todos, la de amar dando la vida se tiene que dedicar a los que se la merezcan. Lo primero que puede llegar a la cabeza por lógica histórica es la parte heroica del pensamiento, pues es en circunstancias límite en donde el hombre saca la casta o el cobre, y el pensar en dar la vida de esta forma está muy ligada en imagen al bombero, al soldado, a la persona que lo tiene que experimentar en forma extrema y probarlo. Hace muchos años en México cuando se peleaba por un cambio democrático en el país, uno de sus principales promotores y exponentes decidió ponerse en huelga de hambre hasta que no hubiese un cambio, en medio de su protesta se le acercó otro de los grandes pensantes del movimiento, aunque de otra corriente política, y le dijo que mejor se muriera de a poco y no de un tirón por el bien del proyecto de País. Habrá casos como el de Nuestro Señor en donde es más que evidente el hecho de morir por los que se ama, ofreciendo la vida en oblación (entendiendo la magnitud del sacrificio de Jesús); pero hay otros casos que son de dar la vida poco a poco, día a día, segundo a segundo: los padres de familia que por amor los suyos lo dan todo sin que a nadie eso le llame la atención: salir a trabajar siempre y sin quejarse; los que trabajan en diferentes llamados humanitarios y lo dan todo por aquellos que por amor les toca atender; el buen sacerdote o religiosa(o) que por Amor a Dios y a las ovejas va muriendo en tiempo y salud sin que nadie lo perciba, etc. Es ir dando porque se se ama, y en ese dar al final en la suma total, está la misma vida ofrendada, y esa semilla que muere da mucho fruto. Allá en el cielo descubriremos con agradable sorpresa a tantos que dieron todo y aún sin saberlo nosotros fuimos amados por ellos en su ofrenda de amor. Mientras, por acá agradece a Dios por aquellos, que aunque, con total imperfección, te aman dando poco a poco su vida por ti, y revisa tu dar, porque al final, tu amigo principal sigue siendo Dios, y ahora es por Él que das y mueres un poco cada día, pero morir amando es morir viviendo.
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No hay amor más grande...
3:40 p.m. |
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Un día a la vez... Con Dios
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