"Así les habla el Señor: No teman ni se acobarden ante esa gran muchedumbre, porque esta guerra no es de ustedes sino de Dios". 2 Crónicas 20,15
La historia alrededor de este versículo es de película de suspenso, los Israelitas están a punto de ser invadidos por una serie de ejércitos que los sobrepasan por mucho, y llevan todas las de perder. El rey en turno, Josafat, que era un rey bueno, según el corazón de Dios, llama al pueblo para orar y humillarse delante del Templo para buscar al Señor. En medio de esta oración Dios le habla a través de uno de los profetas ahí presentes, y como inicio del discurso les da este recordatorio: “esta guerra no es de ustedes, es de Dios”. Se los dice con la misiva de que se pongan a tono con lo que Dios les va a pedir, porque hay que pelearla por Dios y al estilo de Dios, con las reglas y estrategias de Dios, es un aviso de que el Señor responde a sus asuntos y no nos deja abandonados en medio de la batalla. Se puede correr el peligro real de pensar relajadamente que si esta guerra es de Dios entonces no tiene caso meterse en pleitos ajenos y mejor lo dejamos por la paz, pero eso no es ni pensable, ni posible. Si somos sinceros nos descubrimos siempre en medio de mil batallas externas e internas a las que no le encontramos muchas veces sentido por lo demandantes y agotadoras que son, sean de quien sean se desarrollan dentro de nosotros y vemos como vamos perdiendo las batallas en especial por no encontrarle sentido a muchas cosas. Entonces, lo que viene a darle luz a todo lo que vivimos, lo que viene a calmar y a ubicar todas las luchas que tenemos que pasar es el saber que Dios está en la jugada, y que en Él encontramos nuestro principal aliado para vencer lo que haya que vencer en nuestras vida, al interno y al externo. Pablo diría siglos después que nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra otro nivel de potestades, por lo que es un hecho que estamos muy lejos de comprender la dimensión de las cosas en las que estamos metidos a nivel espiritual. Como sea por nuestra misma humanidad, estaremos siempre metidos en conflictos y luchas internas y externas, lo que toca es tomar nuestras guerra y hacerla de Dios, aliarnos con y por Él, y sin cargar lo que no se puede cargar, hacer nuestra parte que por pequeña que sea en esta batalla es vital. El hecho de que la guerra de nuestra vida sea de Dios nos debe de calmar y hasta de alegrar, pero es un hecho que no nos va quitar el hacer nuestra parte. En el contexto del pasaje una de las peticiones vitales que se le hace al todo el pueblo es tomar sus posiciones en la batalla y contemplar la Salvación del Señor; por ello colócate en Sus Manos, descubre junto con Él cuál es tu parte y posición en la estrategia de toda la batalla, y contempla a Jesús: ¡Él es la Salvación del Señor!; recuerda que al verlo no solo vemos un aliado en la batalla, sino Al Vencedor de la batalla, ahora la frase está completa esta guerra es de Él y Él ya venció en esta guerra, felicidades estás en el bando correcto con el líder correcto. Disfruta de tu batalla.
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Esta guerra es de Dios
11:13 a.m. |
Etiquetas:
Un día a la vez... Con Dios
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